martes, 16 de junio de 2020

ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS


ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS

“De sangre azul”

Siempre se creyó que esta frase correspondía al hecho que a partir del siglo VIII d.C. y durante casi 5 siglos, los moros gobernaron grandes territorios de la Europa meridional incluyendo España, en donde los españoles de tez clara y moros de tez oscura se mezclaron dando origen a españoles de tez morena.
No obstante, ciertos aristócratas españoles no se asociaron con los moros sino que se les permitió vivir sin ser molestados en las montañas de Castilla donde evitaron exponerse al sol para conservar su tez blanca y mantenerse a parte de los invasores extranjeros.
Como consecuencia su piel se tornó muy pálida en donde las venas se traslucían de un color azul intenso. Por eso se les llamaba a los castellanos de clase alta como los de sangre azul. Cuando los ingleses se enteraron de ello, decidieron aplicar el mismo término a su propia aristocracia.  

Pero en realidad esa referencia a la sangre real y el color con el que se traslucen las venas no deja de ser un mito provocado por un error de traducción o - mejor dicho-, una interpretación errónea de unos antiguos textos del historiador romano Cornelio Tácito (vivió entre los siglos I y II d.C.) realizadas por humanistas españoles a inicios del siglo XVII.

Resulta que, tal y como explicó hace ya varias décadas, el célebre lingüista de origen rumano, Eugen Coșeriu, los mencionados humanistas cometieron un error a la hora de interpretar unos textos del historiador latino en los que cuando se refería a emperadores y reyes de su época lo hacía utilizando la expresión ‘caelesti sanguine (ortam)’ (‘nacido de sangre celestial’), debido a que se aludía a la procedencia divina y celestial (del cielo) de aquellos descendientes y del mismo linaje que Cayo Octavio Turino, más conocido como ‘Augusto’ (primer emperador romano y a quien se le ‘divinizó’).

Fue precisamente ese término ‘calaesti’ (celestial) el que llevó a confusión en el siglo XVII y se transformó de la noche a la mañana en ‘celeste’ (azul claro, cuya denominación proviene precisamente de eso: el color del cielo). No tardó en difundirse, ya en castellano, el término ‘sangre celeste’ en lugar de ‘sangre celestial’, por lo que con los años esa referencia al celeste pasó a ser denominada azul y, de ahí, al término ‘sangre azul’.

El uso popular de esta nueva locución, ayudada de interpretaciones confusas de la misma y que iban variando con el tiempo debido a la transmisión oral de una generación a otra es lo que hizo que hoy en día esté tan extendida la errónea explicación de la sangre azul de los miembros de las familias reales y el color de sus venas por no haber tomado el sol, en lugar de aludir a la procedencia divina y celestial que, originalmente, explicó Cornelio Tácito en su obra ‘Ab Excessu divi Augusti Historiarum Libri’ (Libros de historias desde la muerte del divino Augusto), la cual comprendía en una treintena de libros la historia generacional desde Augusto (siglo I a.C.) hasta Tito Flavio Domiciano (siglo I d.C.).

No hay comentarios:

Publicar un comentario