martes, 16 de junio de 2020

ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS: "Poner los cuernos"


ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS

"Poner los cuernos"

Alguien habrá leído por allí, que esta famosa frase se remonta a los señores feudales o príncipes de la Edad Media Baja, donde aparentemente tenían el derecho de acostarse con cada mujer que se casara, colgando en la puerta de su alcoba una cabeza de toro, como señal para no ser molestado durante el acto. 
Esta versión fue copiada una y otra vez por gente que la divulgó, aunque en realidad no guarda mucha relación con la verdad, ya que no existen datos concretos que lo certifiquen y da la sensación que se trata más de una leyenda popular.
Entonces, ¿De dónde proviene la frase?
En su Tesoro de la lengua castellana o española, Sebastián de Covarrubias afirma que “Poner los cuernos" tomó ocasión de lo que se cuenta de Mercurio, que en figura de cabrón tuvo relaciones con Penélope, mujer de Ulises; del cual nació el dios Pan con cuernos”.
Otra versión mitológica relaciona su origen con el hecho de que la esposa del rey Minos, Pasifae tuviera relaciones sexuales con el hermoso Toro de Creta y engendrara el Minotauro. Esto habría dado origen a que la señal de los cuernos quedara como símbolo de traición matrimonial.  

La versión que fusiona los orígenes mitológicos y cristianos es que el dios Pan, caracterizado por su lujuria y representado con cuernos, fue asociado por el Cristianismo con el demonio.
Algunos viajeros franceses y portugueses constataron que en la España de los siglos XVI y XVII eran numerosos los maridos consentidores, a pesar de que suponía un grave delito y eran sometidos a la vergüenza pública: al marido se le montaba en un asno y era paseado por las calles, desnudo y adornada la cabeza con dos cuernos y sonajas; detrás iba la mujer, montada en otro asno y obligada a ir azotando a su marido; tras ellos, el verdugo iba azotando a la mujer. Para evitar que al marido se le recriminase de consentido podía solicitar que la autoridad le girara un documento llamado carta de perdón de cuernos.
Por último, algunas fuentes indican que al parecer el origen de la expresión “poner los cuernos” se lo debemos a los vikingos, pues -según detallan esas versiones- los jefes de las aldeas o poblados tenían una especie de “derecho de pernada” (historia similar a la de los príncipes feudales) sobre las mujeres de su territorio, es decir, podían mantener relaciones con cualquiera de las allí presentes sin ningún tipo de compromiso.
Cuando esto ocurría el jefe colocaba en la puerta de la casa su casco, adornado por los dos cuernos típicos, de manera que nadie se atreviese a importunar, hecho éste también absolutamente rebatible, ya que ha sido comprobado en varias ocasiones que los vikingos no tenían por costumbre colocar cuernos en sus cascos, por lo que ésta versión se diluye al menos un poco.
Lo único cierto es que -sea cual fuere su origen- los cuernos existen… y como dice el viejo refrán: “De la muerte y los cuernos, nadie se salva”

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