sábado, 20 de junio de 2020

EINSTEIN SOLO CREÍA EN EL DIOS DE SPINOZA


-¿Cree Ud. en Dios?
Y él respondió:
- "Creo en el Dios de Spinoza, quien se revela así mismo en una armonía de lo existente, no en un Dios que se interesa por el destino y las acciones de los seres humanos".
Albert Einstein pronunció estas palabras cuando fue interrogado vía telegrama, por el rabino Herbert Goldstein de la Sinagoga Institucional, Nueva York, el 24 de abril de 1921.   
El que no había leído a Spinoza obviamente no tenía noción de lo que hablaba el genial físico.  
Para entender estas palabras, debemos recordar que aunque provenía de una familia y una tradición judía, el pensamiento teológico de Einstein cambió por completo durante su estancia en Zurich. Allí, el físico alemán descubrió dos libros del filósofo Baruch Spinoza que cambiaron su visión sobre Dios y la religión.
En estos libros se mencionaba otra visión diferente a la plantada por las religiones tradicionales en Europa. El dios de Spinoza era artífice del arte y la ciencia que creaban el universo, o en otras palabras, responsable tanto del orden matemático del universo como de la belleza que aportaba la vida. Esta línea de pensamiento determinista resonó profundamente en el científico y en numerosas ocasiones mostró su apoyo al pensamiento del filósofo neerlandés, Baruch Spinoza. 
También conocido como Bento, Benito o Benedictus (de) Spinoza o Espinosa, según las distintas traducciones de su nombre, basadas en las hipótesis sobre su origen.  -(Ámsterdam, 24 de noviembre de 1632 - La Haya, 21 de febrero de 1677)- fue un filósofo neerlandés de origen sefaradí hispano-portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz.  
 Hostigado por su crítica racionalista de la ortodoxia religiosa, su obra cayó en el olvido hasta que fue reivindicada por grandes filósofos alemanes de principios del siglo XIX: «Schleiermacher, Hegel, Schelling proclaman todos a una voz que Spinoza es el padre del pensamiento moderno»
Spinoza se educó en la comunidad judía de Ámsterdam, donde había tolerancia religiosa, pese a la influencia de los clérigos calvinistas. A pesar de haber recibido una educación ligada a la ortodoxia judía, por ejemplo, con la asistencia a las lecciones de Saúl Levi Morteira, demostró una actitud bastante crítica frente a estas enseñanzas y fue auto-didacta en matemáticas y filosofía cartesiana, con la ayuda de Franciscus van den Enden, quien le dio lecciones de latín.
Muerto su padre en 1654, el filósofo ya no tuvo que mantener oculto su descreimiento religioso, por respeto a la figura paterna. El 27 de julio de 1656, la congregación de Talmud Torá de Ámsterdam emitió una orden de cherem (en hebreo: חרם, una especie de prohibición, rechazo, ostracismo o expulsión) contra Spinoza, por entonces de veintitrés años.
 El anatema en cuestión fue escrito en portugués originalmente y la traducción de algunos fragmentos del texto es la siguiente:

 "Que el Señor no lo perdone. Que la cólera y el enojo del Señor se desaten contra este hombre y arrojen sobre él todas las maldiciones escritas en el Libro de la Ley. […] Ordenamos que nadie mantenga con él comunicación oral o escrita, que nadie le preste ningún favor, […] que nadie lea nada escrito o trascripto por él."

A pesar de la ironía, podemos decir “gracias a Dios” que nadie les hizo caso!!!

A pesar de ser una de las mentes científicas más brillantes, Einstein veía que ciencia y religión no se encuentran necesariamente enfrentadas, puesto que ambas persiguen el mismo fin: la búsqueda y el  entendimiento de la realidad.
La obra más sobresaliente de Spinoza es la “Ética demostrada según el orden geométrico”, publicada póstumamente por sus amistades más cercanas y que pronto fue censurado por la Iglesia Católica al incluirlo en su Index librorum prohibitorum.

Este es el Dios o naturaleza de Spinoza

"Dios hubiera dicho:

¡Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho!
Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.

¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa!
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

¡Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo!
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.

Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito...
¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?

Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.

Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que solo crean culpa en ti.

Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.

Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.

No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.

Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó? ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?...

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿qué clase de Dios ególatra crees que soy?

Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.

Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí.

Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas.

¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti."

Spinoza.


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