sábado, 20 de junio de 2020

DOS PUNTOS: A SABER


1) El bigote de Hitler

El corte cuadrado, a cepillo, que ha quedado como el gran símbolo de su persona no siempre fue así. A principios de los años 20 Hitler gastaba un gran mostacho, típico de la época. En unos papeles pertenecientes a un soldado que luchó junto a Hitler durante la Primera Guerra Mundial, Alexander Frey, cuenta cómo le instó a que se recortara su bigotazo para poder colocarse bien la máscara antigás.
Ya con su bigote característico, el secretario de prensa nazi, Dr. Sedgwick, intentó convencer a Hitler en 1923 para que tomara una de estas dos medidas: o afeitarse del todo o dejarse crecer el bigote. Sencillamente porque no estaba de moda. Hitler le respondió: “No te preocupes por mi bigote. Si no está a la moda ahora, lo estará luego porque yo lo uso”.

2) Los mapas Atlas

Los primeros libros de mapas tenían en la cubierta un grabado del héroe mitológico cargando al mundo. Por eso los mapas del mundo son llamados "Atlas".  

La etimología del nombre Atlas es incierta y sigue discutiéndose: algunos lo derivan de la raíz protoindoeuropea “tel”, (‘sostener’, ‘soportar’), mientras otros sugieren que es un nombre preindoeuropeo. Dado que las montañas Atlas están en una región habitada por bereberes, podría ser que el nombre latín tal como lo conocemos fuese tomado del bereber. De hecho, el sol es llamado a menudo ‘el ojo del cielo’ (Tit), y dado que se pone por el oeste, el océano Atlántico puede ser llamado ‘el lugar de ocultación del sol’ o Antal n Tit. Los griegos podrían haber tomado prestado este nombre para el océano, y usado más tarde su raíz atl- para formar el nombre «Atlas».

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