domingo, 14 de junio de 2020

ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS: "No hay tutía"

NO HAY TUTÍA

El término tutía procede del árabe tutiya, que significa sulfato de cobre. Se trata de un remedio utilizado antiguamente para aliviar los enfermedades de los ojos.
En la medicina antigua, el hollín que resultaba de la fundición y purificación del cobre (óxido de cinc) era procesado para transformarlo en ungüento, al que le atribuían excepcionales virtudes curativas para determinadas enfermedades de la vista.  Su base es el óxido de zinc que se produce en la costra grisácea de las chimeneas de los hornos de fundición de cobre. Con el tiempo el remedio se consideró una panacea, de modo que, en tiempos de Cervantes, se utilizaba este término con el significado de remedio o medicina. No haber tutía es, pues, no haber más remedio, carecerse de solución para un problema.

Teniendo en cuenta su origen, tutía debería escribirse, por tanto, junto
El ungüento era llamado -según la región de que se tratara y del elemento del que derivaba- tutía, atutia o atutía y parece que era muy citado por los publicistas de la época, debido a sus aparentes buenos resultados en los tratamientos de las enfermedades oculares.
Fue tal el prestigio de esta panacea que el lenguaje popular, basándose en ello, terminó por acuñar la frase -algo deformada, por cierto- no hay tu tía (como si en realidad, se tratase de la "tía" de alguien), para dar a entender que algo, por su dificultad o por su obstinación e intransigencia, es imposible de resolver.

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