jueves, 25 de junio de 2020

ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS “Subirse al carro del triunfo”


“Subirse al carro del triunfo”
Concepto con el que suele castigarse la actitud de aquellos que pretenden arrogarse parte de un éxito que no les corresponde.  

El triunfo (triumphus) era una ceremonia civil y un rito religioso de la antigua Roma, que se llevaba a cabo para celebrar y consagrar públicamente el éxito de un comandante militar que había conducido a las fuerzas romanas a una victoria al servicio del Estado u, original y tradicionalmente, a uno que había culminado con éxito una campaña militar en el extranjero.
El día de su triunfo el general lucía una corona de laurel y la toga picta triunfal, púrpura y bordada en oro, que lo identificaba como casi monarca o incluso divino. Desfilaba montado en un carro tirado por cuatro caballos por las calles de Roma con su ejército sin armas, los prisioneros y su botín de guerra. En el templo de Júpiter, en la colina Capitolina, ofrecía al dios un sacrificio y las pruebas de su victoria. La “mos maiorum” (que se traduce como "la costumbre de los ancestros") republicana requería que, a pesar de estos extraordinarios honores, el general se comportara con digna humildad, como un ciudadano mortal que triunfó en nombre del Senado, el pueblo y los dioses de Roma. Inevitablemente, el triunfo brindaba extraordinarias oportunidades para la promoción personal, además de sus aspectos religiosos y militares, pero como podemos ver, incluso hasta el día de hoy en cualquier mitin político, siempre hay gente que intenta figurar a su lado como partícipe de ese triunfo que en realidad no le pertenece.

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