domingo, 5 de julio de 2020

DOS PUNTOS: A SABER

1) Los habitantes de Pompeya no murieron por asfixia!!

Al inicio de los hallazgos se creía que los habitantes de Pompeya y alrededores murieron por asfixia ante un aire repleto de residuos volcánicos. Sin embargo, una serie de planteamientos científicos y análisis tanto físicos como químicos, determinó que la muerte de los residentes no había sido por esa causa.
En Herculano, una localidad mucho más cercana al Vesubio que Pompeya, las elevadas temperaturas rebasaron por mucho el punto de ebullición del agua. Hablamos entre 300 y 600 grados Celsius.
La sangre de la gente hirvió al mismo tiempo que su cráneo explotó.
Si bien, el hecho de morir ante elevadas temperaturas continúa siendo trágico, los habitantes no murieron en agonía como hubiese sido en caso de asfixia. El cuerpo humano, ante ese nivel de grados centígrados se calcina de inmediato.
Es decir, las enormes nubes de flujos piroclásticos conformadas por cenizas y gases ardientes, quemaron a las personas antes de que pudieran asfixiarse lentamente, ya que la sangre hirvió instantáneamente al mismo tiempo que el cráneo explotó.
Tal aseveración se determinó al analizar restos de cráneos de habitantes de Herculano que contenían manchas negras y rojizas impregnadas. El resultado fue óxido de hierro, pero no proveniente del contacto con metales sino de la misma sangre.
Para llegar a tal punto, el cuerpo tuvo que sufrir una vaporización de fluidos internos y tejidos blandos, por lo que el cerebro se convirtió en ceniza dentro de los primeros instantes.


2) Los cuerpos que se exhiben en Pompeya, no son reales!!

La mayor impresión en Pompeya es la causada por moldes de yeso de cuerpos. No son cuerpos reales, porque durante la erupción volcánica: el polvo y el calor mataron a las personas. Unos cuantos metros de ceniza cubrieron los cubiertos de ceniza que simplemente se desvanecieron a causa de la temperatura, creando un espacio vacío en el medio.
En 1864, los trabajadores, a quienes Giuseppe Fiorelli, el director de las excavaciones en Pompeya, ordenó que le informaran sobre todo, llamaron su atención sobre el esqueleto acostado en una de las calles. Solo el cráneo, el cuerpo y la ropa fueron retirados, descompuestos, dejando los huesos en un espacio vacío, rodeado por las cenizas fosilizadas. Fiorelli llegó a la conclusión de que vertiendo, a través de un pequeño agujero en este espacio, estuco liquido se recrearía la forma del cuerpo. Gracias a este método, hasta el día de hoy podemos admirar los moldes de los habitantes de Pompeya que se retorcieron en convulsiones mortales.

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