viernes, 12 de junio de 2020

MOLIERE NO MURIÓ VESTIDO DE AMARILLO SINO DE ROJO-GRANATE, COMO TAMBIÉN ES FALSO QUE FALLECIÓ SOBRE UN ESCENARIO



Molière no murió sobre un escenario y mucho menos estaba vestido de amarillo ...!!!
Los actores franceses -ya que conocen la historia- le temen en realidad al color verde, los ingleses al azul y los italianos al morado.

Una de las supersticiones más extendidas y que además siguen a rajatabla un gran número de artistas y personas relacionadas con el mundo del espectáculo, el cine y la televisión, es que vestir de color amarillo (en España, Argentina y muchos otros países de habla hispana) trae mala suerte.
Por tal motivo innumerable son los profesionales (sobre todo de las artes escénicas) que se niegan a llevarlo e incluso a compartir escenario o plató si hay algún elemento amarillo (ya sea de atrezo (utilería) o textil).
La inmensa mayoría de los supersticiosos a ese color (e incluso un gran número de expertos e historiadores) se acogen a la leyenda (que no deja de ser urbana) que explica que Jean-Baptiste Poquelin (más conocido por Molière) falleció el 17 de febrero de 1673 mientras representaba en un teatro de París la obra ‘El enfermo imaginario’.
Todas esas fuentes y personas indican (erróneamente) que el ilustre dramaturgo y actor vestía en ese momento de amarillo.
Pero esto no es cierto, debido a que Molière no falleció sobre el escenario (aunque sí se encontraba con un fuerte dolor de pecho durante la representación) pero le dio tiempo de llegar a su casa, donde murió pocas horas después, posiblemente a causa de una tuberculosis (aunque nunca se determinó el motivo real del deceso).
Otro detalle importante es que Molière no iba vestido de amarillo en dicha función, pues existen suficientes pruebas documentales que indican que, para interpretar el papel del hipocondríaco Argán (protagonista de la obra), encargó a una importante sastrería parisina un traje de color AMARANTO (rojo tirando a granate) y de ese modo era como iba vestido cada noche de las cuatro funciones que le dio tiempo a protagonizar.
Cabe destacar que en el mundo del teatro francés el color verde es por antonomasia el que causa superstición a los actores y esto viene de unos cuantos siglos antes del fallecimiento de Molière.
El motivo por el que se originó ésta superstición en el mundo teatral de Francia viene de que antiguamente, para conseguir los pigmentos de este color, se debían usar elementos químicos como el óxido de cobre (cardenillo) con el que tintaban la ropa. Esto hacía enfermar a muchos de los actores que habían vestido una prenda teñida con ello.
Hay quien dice que también influyó el color de las llamas de las lámparas situadas al borde del escenario para iluminarlo, que provocaban que el espectador no pudiese ver con claridad a los actores y a estos moverse con facilidad por el escenario.
En realidad, ese no es el origen de la superstición sino el de porqué a los comediantes británicos les trae mala suerte el color azul (los ingleses, a la luz que dan ciertas bombillas en el escenario de tono azul lo llaman ‘Ghost light’ o ‘luz fantasma’, pues parece que aparecen espectros y espíritus en el escenario). Como ven, en cada país los actores le tienen superstición a un color diferente.
En Italia, por ejemplo, es el morado (o púrpura) el que causa pavor a la mayoría de actores y actrices italianos y el origen sobre el porqué lo encontramos en la Edad Media.
Por aquel entonces, y tras la toma de casi todos los poderes por parte del catolicismo, cuando llegaban los periodos de Adviento y Cuaresma los religiosos vestían las casullas de color púrpura.
Durante todo el tiempo que duraba tanto la Cuaresma (todo el periodo de Pascua hasta la finalización de la Semana Santa) como el Adviento (que incluía la Navidad y abarcaba desde finales de noviembre hasta principios de febrero) se prohibía todo tipo de representaciones (ya fuese en teatros o callejero). Por tal razón los actores asociaron el color morado de los motivos religiosos con el periodo en el que se les impedía trabajar (cuya suma se alargaba a alrededor de cuatro meses anuales) y, por tanto, dejaban de ganar dinero.
Toda una desgracia para este colectivo ya que solían vivir al día (en la actualidad esto no ha variado en absoluto) y se mantenían de lo recaudado noche tras noche en las funciones.
Esto es lo que originó que entre los comediantes se le tuviese una peculiar animadversión al color morado y todo lo que representaba que, con el paso de los siglos, quedó en la cultura popular como si de una superstición se tratara.
Pero, llegados a este punto, se estarán preguntando ¿por qué entonces se le tiene superstición al color amarillo y cuál es el motivo de vincularlo al fallecimiento de Molière?
Empezaremos por la segunda cuestión… cuando a mediados del siglo XIX en Francia empezó a relacionarse, inexplicablemente, la superstición de los actores al color verde con la muerte de Molière (que nada tenía que ver) en España ya llevaba muchísimo tiempo instaurada la costumbre de que el color amarillo traía mala suerte (aunque ésta no se originó en los teatros).
No se sabe bien si fue una torpeza, un fallo de traducción o realizado deliberadamente por alguien que le venía bien justificar y/o relacionar la superstición al amarillo con la muerte de Molière que, de la noche a la mañana, aquellas reseñas que se hacía al color amaranto (amarante en francés) de las ropas que vestía el dramaturgo se convirtieron al castellano en “amarillo”.
En realidad la superstición al color amarillo no se originó en los escenarios teatrales, tal y como se viene repitiendo desde hace tantísimo tiempo, sino en el hecho taurino, porque ese era el color del reverso del capote de brega y, por tanto, en caso de ser corneado el torero por el animal durante una corrida, ese sería el último color que vería en caso de fallecer.
El capote de brega está compuesto originalmente por dos colores: el rosa (o fucsia) en el anverso y el amarillo en el reverso. El rosa, dentro del mundo de la tauromaquia está considerado como un color de buena suerte (de ahí que las medias que llevan los toreros también sean de ese color, para atraer la buena suerte). Por el contrario, el amarillo del reverso se consideró como de mala suerte porque relaciona una cogida por parte del toro y el visionado por parte del matador del envés del capote de brega.
Es la única explicación documentada que se le dio antiguamente, mucho antes de que se cambiara, en el siglo XIX, por la errónea y falsa versión sobre el color de la ropa que vestía Molière en el momento de fallecer y que ha llegado hasta nuestros días.
Y para finalizar, una pequeña reflexión… si supuestamente (como tantísimo tiempo se ha estado defendiendo) Molière falleció sobre un escenario vestido de amarillo ¿por qué solo en pocos países los actores y actrices le tienen superstición a ese color? Debería haber sido ese mismo color para los artistas de todos los países y no en cada lugar tener superstición a un color diferente.
Y finalmente, si nos guiamos por una de las tantas frases inmortales que nos dejó el autor más representado en la historia de la humanidad, tal vez logremos comprender por qué esto es así: “La vida es una tragedia para aquellos que sienten y una comedia para aquellos que piensan”.

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