miércoles, 10 de junio de 2020

Los principios de la propaganda nazi que se aplican hoy en día


¿Sabía usted que hay políticos en los gobiernos de los más diversos países, que utilizan hoy en día, sin ningún pudor los principios de Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler?


Pero antes de juzgar, sepamos primero quién fue y tal vez luego, logremos entender el porqué de sus razonamientos

Joseph Goebbels, el “enano cojo y diabólico” (tal y como como lo definía Goering –el comandante en jefe de la fuerza aérea nazi-) llegó a erigirse como el ministro de propaganda de Hitler.

Desarrolló durante su infancia un “enorme complejo de inferioridad” debido a su escasa estatura y sufrió una poliomelitis por la que tuvo que someterse a una intervención quirúrgica a los diez años, lo que le provocó una parálisis parcial en una pierna y le obligó a llevar una prótesis y unos zapatos especiales, lo que le impediría participar en la Primera Guerra Mundial. De este modo, su niñez y adolescencia estuvieron marcadas por los complejos causados por su enfermedad y por su cojera permanente Por otra parte, la precariedad económica de su familia que le obligó a depender de la caridad de profesores, asociaciones católicas e incluso de novias de posición acomodada que le costearon en parte sus estudios y un fracaso amoroso, podemos llegar a entender por qué él mismo se definiera como un “pobre diablo”.

En el tercer gran tema que le influye, lo ocupa la religión que le inculca su padre. Por si no fuera suficiente con todo lo anterior, hay que añadir que como toda su generación creció con la amargura de la humillación alemana, reforzada por la sensación de ser siempre un ciudadano de “segunda” en relación a sus compañeros de colegio y universidad, hijos de familias acomodadas.

Fue así como llegamos a tener a un enano místico, resentido, rengo, con un gran complejo de inferioridad, con estudios de letras y que, encima, cuando acaba sus estudios encuentra un mísero trabajo en el Dresdner Bank, lo que le frustra todavía más llevándole a odiar a todo el que se le pone por delante, incluyendo sus propios compatriotas, las mujeres, los comunistas, los judíos y los burgueses. (Los perritos se salvaron de casualidad)

A éste enano místico, resentido, cojo, con un gran complejo de inferioridad sólo le faltaba para convertirse en diabólico, encontrarse con otro que estuviera psicológicamente peor que él, y lo encuentra en el Congreso del Partido Nazi del 12 de julio de 1925. Su fascinación por el otro resentido, le lleva a escribir: “¿Quién es este hombre? Mitad plebeyo, mitad Dios. ¿El Cristo verdadero o sólo San Juan?”. Este hombre lo tiene todo para ser Rey. El Tribuno de la plebe nato. El futuro Dictador”. Cuando Alemania invade Polonia en 1.939, Adolf Hitler era una figura mesiánica, un mito que dirigía el país envuelto en una aureola de divinidad. Y si para los alemanes de ese entonces Hitler era el Mesías, Goebbels era su profeta.

Fue el padre de la propaganda nazi y responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había sido el director de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto del ascenso al poder.

Movido principalmente por todas las “virtudes” que enumeramos anteriormente, creó los once principios de la propaganda nazi, que aunque les parezca mentira, hasta el día de hoy son utilizadas por muchísimo políticos de los más diversos países (A veces con leves y sutiles variantes y/o soslayándolas para que no se note tanto su procedencia), PERO SON EXACTAMENTE LAS MISMAS!!!

No tiene más que leerlas para darse cuenta que cualquier parecido con la actualidad… no es coincidencia!!!



1.- “Principio de simplificación y del enemigo único”. Se trata de adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

2.- “Principio del método de contagio”. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.



3.- “Principio de la transposición”. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.  (En éste tema son baluartes destacados muchos medios y programas periodísticos de radio y TV, pero siempre –y manejando los hilos desde la oscuridad- los responsables son los productores y directores de dichos medios. En definitiva, aquellos que muestran la cara, no son más que meras marionetas a sueldo)



4.- “Principio de la exageración y desfiguración”. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5.- “Principio de la vulgarización”. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.



6.- “Principio de orquestación”. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.



7.- “Principio de renovación”. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.



8.- “Principio de la verosimilitud”. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.



9.- “Principio de la silenciación”. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.



10.- “Principio de la transfusión”. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.



11.- “Principio de la unanimidad”. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.



En 1945, con el ejército ruso y los aliados a las puertas de Berlin, Goebbels encerrado con su familia en el búnker de Hitler, discutió con el Führer la posibilidad de negociar la paz, una idea que el líder nazi rechazó de plano, respondiendo que tenía intención de permanecer en el búnker hasta el final, y que, junto con su esposa, Eva Braun, había planeado suicidarse si los soviéticos entraban en la ciudad.

Mientras tanto, Magdalena Goebbels, que era una ferviente y fanática seguidora de Hitler, se hallaba sumida en una profunda depresión, a la que se unía una dolorosa neuralgia que le dejó la mitad del rostro paralizado. Así, la esposa del ministro de Propaganda tomó una terrible decisión: acabar con la vida de sus seis hijos, previendo el final que les esperaba tras la caída de Berlín. "Es mejor que mis hijos mueran a que vivan en la vergüenza y el oprobio", comentó Magdalena a la secretaria del Führer antes de administrarles a cada uno de ellos, el cianuro que acabaría con sus vidas. Posteriormente, y tal y como el intrigante ministro de Propaganda del caído Reich había previsto, un oficial de las SS disparó al matrimonio Goebbels un tiro en la nuca y luego procedió a quemar sus cadáveres para sustraerlos a la furia de los invasores soviéticos.

Ahora bien, ¿Conoce usted algún político en la actualidad que utiliza sin pudor, alguno de estos principios de propaganda? Si la respuesta es positiva, al menos ya sabe quién fue su maestro.



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