sábado, 13 de junio de 2020

Crítica sobre "QUÉ HARÍAN SIN MÍ" del diario La República, de Uruguay en el 2019


Momento de decisión
La comedia “¡Qué harían sin mí!”, de Hugo Daniel Marcos, con la dirección de Julio Giordano, va los domingos a las 19 hs. en La Candela.
La Republica (Uruguay)3 Sep 2019
-by María Rosa Carbajal-



Que harían sin mí” es una frase recurrente en boca de mujeres que pueden ser jefas de hogares o no. Determina un grado de dependencia; ella es el centro de ese hogar,“la imprescindible”, a pesar de que puede volverse invisible ante los ojos de los demandantes justamente por su condición “de estar siempre para lo que necesiten”.Y esto va por los hijos, marido y hasta mascotas. Corre, hace las compras, tiene la comida pronta, la ropa lavada, planchada y ordenada para todos. Estos son actos mecánicos, de una rutina impuesta por un patriarcado que no se enteró de que“esa mamá y esposa” tiene como ellos vida propia y sentimientos. ¡Vaya descubrimiento!

Enredos y hasta risas

Esta mujer, Ana, la Mujer Maravilla de la casa se verá envuelta en una serie de malos entendidos que no harán más que precipitar sus decisiones. Un marido sin tiempo, odontólogo, que va dejando a su paso anestesias que traerán serias consecuencias, personas que van a arreglar problemas técnicos en la casa, la hija con deseos de ser actriz y un hombre que es actor, pintor y algo más que se descubrirá en el correr de la obra y, como si esto fuera poco, una amiga, que crea situaciones jocosas, pero será quien ayude a Ana a tomar sus decisiones.

Estamos frente a una comedia de situaciones, en la que todos los personajes tienen su costado humorístico y, entre entradas y salidas, este espectáculo se convierte en un vodevil de buena factura. Disparates, situaciones inesperadas, que sirven de colchón para amortiguar el golpe final.

Personajes y personas

Como dijimos antes, una mujer-madre-esposa-amiga, llamada Ana, dueña de una máscara ideal para interpretar a este ser que mostrará sus dos facetas en una celebrada actuación. Paula Silva es Beba, la amiga y rescatista en esta historia, que posee un physique du rol ideal para este personaje, tiene el desparpajo suficiente para afrontar esta empresa. Lola Díaz es Vicki, la hija demandante, la actriz, una de las dependientes más devotas, en un trabajo de composición acertado.

En el caso de los roles masculinos, Roberto Fernández es Juanjo, el odontólogo, otro dependiente de Ana, todo gira en torno a muelas, anestesias y pegamentos. Trabajo que puede realizar con tranquilidad porque Ana“cuida todo el resto”. Un personaje bien articulado, con el que más de uno se va a identificar.

Cacho de Gregorio es Fede, pintor de cuadros, actor y primer novio de Ana, con aire entre desafiante y canchero, compone una vez más -actor que ya ha tenido lucidas actuaciones, no sólo en comedias- su destreza para este género. Y, para cerrar la rueda masculina, Martín Roldán, uno de esos actores que con sólo verlos ya generan sonrisas. Él es Elvis, el que va a ocasionar más enredos que soluciones.

Dirección y otras yerbas

Presentados los personajes, el director Julio Giordano, hábil y experto en este género teatral, mueve a los actores a un ritmo necesario en la comedia, en la que todo ocurre de manera que los encuentros y desencuentros no se cruzan; permite que cada escena abra y cierre con corrección.

Una sostenida dirección de Giordano que sabe cerrar la obra con un monólogo por parte de Battagliese (Ana), que recuerda a “Decir adiós”, en ese deseo de búsqueda de sí misma y de su futuro.

La escenografía, vestuario y estética general están a cargo de Lucho Ramírez, quien le imprime ese toque kitsch, tan necesario como creíble en el universo de Ana.

La ambientación musical de Carlos García es ajustada a la obra y crea un ambiente adecuado a la trama.

Estamos, pues, ante una comedia con contenido, salpicada de los clásicos clichés como son situaciones disparatadas, pero que remata con una vuelta de tuerca que la vuelve, sobre el final, una comedia dramática. No siempre la comedia es motivo de risas y el autor, Hugo Daniel Marcos (dramaturgo argentino de vasta trayectoria), supo demostrarlo. Y así desterrar la idea de que la comedia es un “género menor e irreflexivo”.

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