jueves, 11 de junio de 2020

LOS NUEVOS VIRUS

“Los nuevos virus”

Hasta el momento -según la Organización Mundial de la Salud-, todavía existen al menos siete virus mortales entre nosotros, que no tienen vacunas ni formas de prevenirlos (como el ÉBOLA, el SARS, la GRIPE AVIAR, el MERS y nuestro actual carcelero COVID 19, entre otros).
Sin embargo -y a pesar que no lo denuncie la OMS- existe otro virus, que si bien se lo ha descubierto desde el comienzo de la humanidad, nunca se ha intentado desterrar ni se ha encontrado vacuna alguna que lo prevenga, y –según las frías estadísticas- es el más mortal de todos, ya que sus víctimas se suman por millones.
La tontería no se compra. Viene con el envoltorio con el que se nace. Algunos con mucha suerte, logran descascararse bastante a lo largo de la vida, pero la gran mayoría no tiene tanta fortuna ni capacidad para hacerlo solo.
Son aquellos que no sólo pululan por todas partes, sino que lamentablemente se van contagiando a pasos agigantados adquiriendo últimamente también la categoría de pandemia.
Una pandemia mucho más peligrosa y letal que todas las conocidas.
De a poquito van desarrollando esa tontería innata que los caracteriza, hasta que sin ninguna dedicación ni esfuerzo, llegan a convertirse en verdaderos profesionales de la tan mentada “estupidez humana”.
Según algunos científicos, se sospecha que es una enfermedad, producida por el virus “Boluderpis humanum” que afecta gran parte del cerebro -en aquellos casos de humanos que posean alguno, aunque sea de diminutas dimensiones- y que suele desarrollarse a través del paso de los años y en la mayoría de los casos, ser sumamente contagioso.
Las investigaciones médicas llevan más de tres mil años intentando encontrar una vacuna, sin resultados concretos y cuya única prevención hallada hasta el momento, se encuentra en una extraña sustancia que se desprende de la combinación de un elemento muy extraño llamado “tinta” y que al mezclarse con otro elemento denominado “papel” logra –con el tratamiento adecuado a lo largo de un tiempo-, controlar el virus casi en su totalidad.
A pesar de ello -y lamentablemente- dicha investigación no pudo, puede ni podrá desarrollarse jamás, ni llevarse a cabo en ninguna de sus etapas, porque -según argumentan los políticos de turno-, no se dispone del presupuesto necesario para tal efecto (y por supuesto debido también al nulo interés en lograrlo).
Lo único cierto es que esa “estupidez humana” producida por el “Boluderpis Humanum” avanza a pasos agigantados, y a los que aún no hemos sido contagiados (o al menos, eso creemos), nos agobia el pánico de la incertidumbre. ¿Ya estaremos contagiados y no lo sabemos? Porque si bien no existen testeos científicos que lo puedan certificar, debemos guiarnos por algunos hechos cotidianos que nos demuestran un contagio que podría ser al menos leve (como el de empujar una puerta cuando dice claramente “Tire”, el de tapar un inodoro en casa ajena o el de haber votado a un candidato que sabíamos a priori nos estaba mintiendo descaradamente)
Sin embargo -y a pesar de lo apocalíptico que pueden sonar estas afirmaciones-, esto no es lo peor.
Existe una ramificación de esta enfermedad, que ya ha causado grandes desastres en todos los ámbitos y cuyos principales afectados suelen ser principalmente gobernantes, políticos, sindicalistas, abogados, banqueros y otros tantos que sin necesidad de un título universitario, se contagiaron y transportan el virus dentro suyo de por vida.
Sin dejar de tener sus raíces en el “Boluderpis Humanum”, se ha transmutado en otro virus, absolutamente letal y sin duda más mortífero que el anterior: el famoso virus “Junagran Putus” que ha mutado de forma constante y sin freno y es sin duda la principal causante de la terrible enfermedad que ha sido mundialmente conocida como “Japutez”
Ambos virus están contagiando a gran parte de la humanidad, pero éste último se ha descubierto que no solo es mucho más letal que el primero, sino que fue premeditada e intencionalmente ocasionada por quienes, cuyo único objetivo siempre fue el de pertenecer a un pequeño grupo de personas (si se me permiten el adjetivo), que pueda vivir lujosamente a costa de las necesidades de muchos grupos de otra gente.
El modus operandi de esta gran organización de características mafiosas es muy simple y no necesitaron de ningún laboratorio que se les produzca el virus. Por un lado entregan a esos muchos grupos de gente una “cajita de la felicidad” con una pequeña cantidad de productos comestibles básicos (y muy económicos, por cierto), para que no tengan que “esforzarse” en conseguirlos, y a cambio les retiran el antídoto con esa sustancia que se desprende del papel impreso con tinta, que podría llegar algún día a quitarles sus privilegios.
Pero allí no termina la cosa. Ese maloliente grupo de gente portadora del virus “Junagran Putus”, siempre necesitan de apoyo coyuntural para lograrlo y allí en donde comienzan a contagiarse periodistas, medios de comunicación, operadores y hasta famosos de cualquier rubro, que a cambio de la famosa danza de los billetes, son capaces de gritar calurosa y desaforadamente sus insostenibles “verdades”.
Hoy en día la tecnología ha permitido en gran escala a través de las redes sociales, una movilización natural y refrescante al respecto, intentando alcanzar otro antídoto que reemplace a aquel conocido del papel y tinta, que resultaba tan fácilmente inflamable.
Pero viendo los aterradores resultados que esas redes estaban ocasionando a sus propósitos, los enfermos de “Japutez” no se iban a quedar de brazos cruzados, y por ello comenzaron a trabajar ardua y febrilmente (por cierto, es en lo único que “trabajan ardua y febrilmente”) para contrarrestarlos con hackers, trolls, espías y vigilancia cibernética y por supuesto la consecuente “censura”, para “preservar” a la población de las malas influencias que se propagan por dichas redes, utilizando suspensiones de las mismas, bloqueos y hasta inhabilitaciones totales, haciendo desaparecer de un plumazo quince años de publicaciones de toda índole, como si jamás hubieran existido (mi mejor ejemplo soy yo mismo, que tuve que crear una nuevo muro de facebook -y lo escribo en minúscula, porque no se merece el menor respeto de mi parte-)
Goebbels -el ministro de propaganda de Hitler- se sentiría orgulloso de saber que a pesar de que han pasado tantos años, aún hay políticos hoy en día, -en muchísimos países- que siguen utilizando los mismos once principios de la propaganda nazi, que él supo establecer y que por lo visto les siguen dando muy buenos resultados a sus propósitos.
Tal vez algún día despertemos de tantas horribles pesadillas y encontremos las vacunas y los antídotos suficientes contra todos esos virus y también contra tantos “Junagran Putus”.
Pero si nos quedamos esperando a que sean los demás quienes hagan algo, tal vez ese mismo “algún día” sea ya muy tarde.

H.D.M.

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