¿SABÍA QUE HAY UNA MUJER QUE ES CONOCIDA EN
TODO EL MUNDO, FUE BESADA POR MILLONES, PERO NADIE SABE QUIÉN ES?
Tiene una cara agradable y atractiva, con
la insinuación de una sonrisa en sus labios. Sus ojos están cerrados, pero
parece como si quizás se fueran a abrir en cualquier momento.
Es la máscara de alguien sin nombre. Se le
conoce sencillamente como “l'inconnu de la seine”, (la Desconocida del Sena).
Según cuenta una de las historias, en algún
momento de finales del siglo XIX, el cuerpo de una joven que se había ahogado,
fue recuperado del río Sena.
Como era costumbre en aquella época, su
cuerpo fue expuesto en la morgue de París, con la esperanza de que alguien la
pudiera reconocer e identificar, pero nadie lo hizo.
Al patólogo de turno le fascinó tanto el
rostro de la chica de la sonrisa enigmática que le pidió a un fabricante de
máscaras que hiciera un molde de yeso de la cara.
Así, el rostro hermoso, ahora pacífico en
la muerte, quedó conservado para siempre.
Poco después, la máscara empezó a aparecer
a la venta y la cara de la joven se convirtió en una musa para artistas,
novelistas y poetas, todos ávidos de tejer identidades imaginarias e historias
alrededor de la misteriosa mujer, a quien llamaban “la Mona Lisa ahogada”.
A lo largo de los años el poeta y novelista
austríaco Rainer Maria Rilke, el francés Louis Aragon, el artista estadounidense
Man Ray y el novelista ruso Vladimir Nabokov cayeron bajo el hechizo de la
Inconnue sucesivamente y en un momento no había salón europeo a la moda que
estuviera completo sin una máscara de la Desconocida del Sena en la pared.
Muchos narran la historia de una joven
inocente del campo que llega a París, es seducida por un amante rico y luego
abandonada cuando queda embarazada. Sin nadie a quien recurrir, se tira a las
aguas del Sena, como una Ofelia moderna.
Y hay otra historia…
Fue otro ahogamiento -o casi ahogamiento-
el que le aseguró a la Desconocida un lugar en la historia médica.
En 1955 un noruego llamado Asmund Laerdal
salvó la vida de su hijo, Tore, sacando el cuerpo sin vida del niño del agua
justo a tiempo y despejando sus vías respiratorias. En aquel momento, Laerdal
era un exitoso fabricante de juguetes, que se especializaba en la producción de
muñecas y modelos de autos con un nuevo tipo de plástico suave.
Cuando le pidieron que hiciera una
herramienta para usar en la enseñanza de una nueva técnica de resucitación
llamada RCP (reanimación cardiopulmonar) -la combinación de compresiones y el
beso de la vida que puede salvar la vida de un paciente cuyo corazón ha dejado
de palpitar-, la experiencia con su hijo unos años antes lo hizo muy receptivo.
Desarrolló a un maniquí de torso o cuerpo
entero que simula a un paciente inconsciente que requiere RCP.
Laerdal quería que su maniquí tuviera un
aspecto natural. Y le pareció que una muñeca femenina sería menos amenazante
para los que se estaban formando en las artes de la resucitación.
Recordaba una máscara que colgaba en la pared
de la casa de sus abuelos, así que decidió que la Inconnue del Sena sería la
cara de Resusci Anne, como se llama el maniquí.
Åsmund S. Laerdal usando el maniquí Resusci
Anne como víctima de ahogamiento simulada a principios de la década de 1960, en
esta imagen de la compañía Laerdal, que desarrolla productos y programas para
proveedores de atención médica.
Así que si eres una de las más de 300
millones de personas que han sido entrenadas en RCP, probablemente ha tenido
sus labios presionados sobre los de la Inconnue.
Es por eso que se dice que es "la
mujer más besada del mundo".
Pero hay otra historia más
Con Resusci Anne, estudiantes de primeros
auxilios han intentado por 60 años de volver a la vida a la joven del Sena.
Pero… ¿Estaba realmente muerta la Inconnue?
Ese rostro pacífico, ¿es realmente una
máscara de la muerte o fue tomado de una modelo viva?
Incluso se le mostró la máscara a quienes
se especializan en la recuperación de cuerpos ahogados en el río Sena: la
policía del río de París, conocida como la brigada fluvial.
Sentado al timón de uno de los barcos, el
jefe de brigada, Pascal Jacquin, no estaba muy convencido de que la chica
hubiera estado muerta cuando la máscara fue hecha.
"Es sorprendente ver un rostro tan
tranquilo", dijo. "Todos los que encontramos en el agua, los ahogados
y los suicidios, no parecen tan tranquilos. Están hinchados, no se ven bien".
Durante siglos, artistas y escritores han
contado historias como las de Ofelia y la dama de Shallot en las que ahogarse
parece una muerte tranquila y romántica, pero los años que lleva sacando
cadáveres del Sena le han enseñado a Jacquin que la verdad es muy diferente.
“Hasta quienes se suicidan luchan por la
vida en sus últimos momentos y la evidencia de ese esfuerzo queda marcada en
sus rostros.
Además, el proceso de descomposición
comienza mucho más rápidamente en el agua.”
Esta mujer, remarcó el policía fluvial,
"parece estar dormida, esperando a que llegue el príncipe azul".
Como le sucedió a tantos otros antes que
él, el rostro de la mujer había despertado la imaginación de Jacquin y ya había
comenzado a tejer una historia propia alrededor de los ojos cerrados, la
sigilosa sonrisa y el enigma de la Inconnue.
Otros expertos consultados concordaban con
que la Mona Lisa ahogada parecía muy sana, muy vital para que la máscara se
hubiera moldeado en un cadáver, entre ellos Michel Lorenzi, del taller en
Arcueil.
"No parece la cara de una persona
muerta. Y si estaba viva, es muy difícil mantener una sonrisa mientras se toma
un molde, así que creo que era una profesional, una buena modelo".
Y otra historia más...
Su vida terminó en el Sena, pero ¿dónde
empezó?
El estudio fotográfico de Edward Chambre
Hardman en Liverpool, está perfectamente conservado como una cápsula del tiempo
de la primera mitad del siglo XX. Es un lugar al que todos los personajes
importantes de la época fueron para que los retrataran.
Como ocurre casi siempre, al ver la máscara
de la Inconnue en la pared de su sala de espera, le preguntan al guía, quién
era esa joven y sin vacilar cuenta la historia de dos hermanas, gemelas
idénticas, que habían nacido en Liverpool hacía más de un siglo. Una de ellas,
dijo, se había embarcado en una aventura amorosa con un pretendiente rico y se
había fugado a París, y no se volvió a saber más de ella.
Muchos años más tarde, la otra hermana se
fue a París de vacaciones. Caminando por una calle se sorprendió al ver la
máscara de la Desconocida del Sena. Reconoció inmediatamente a su gemela
perdida, condenada -o bendecida- a permanecer eternamente joven, mientras ella
había envejecido.
Una vez más, un tapiz de imaginación había
sido tejido alrededor del enigma de la Inconnue.
...y otra... ¡En Buenos Aires!
La otra posdata proviene de un artista que
vive en Oxford llamado John Goto. Hace varios años, decidió crear su propia
ficción para la Desaparecida del Sena.
Tejió un relato aparentemente objetivo de
su trabajo detectivesco, en el que le siguió el rastro a unas pistas que lo
llevaron al descubrimiento de una “carte de visite” de principios del siglo XX
en una tienda de Buenos Aires.
Ésta y otras pruebas supuestamente probaron
finalmente la identidad de la Inconnue: era una actriz húngara llamada Ewa
Lazlo, quien fue asesinada por su amante, Louis Argón. Goto publicó la historia
y su "evidencia", y se dedicó a otros proyectos.
Lo interesante fue que en un simposio
europeo sobre el corazón realizado en Londres a principios de la década de 2010
se presentó una obra que "narra la historia de Ewa Lazlo, quien se convirtió
en la inspiración para la cara de Resusci Anne, el primer maniquí del
entrenamiento del RCP y la chica más besada del mundo".
Ewa Lazlo había empezado a tener una vida
propia. De hecho varios sitios web y blogs citan como un hecho que ella es la
Desconocida del Sena.
Goto admite que se siente un poco incómodo
con su creación. "Asumí que la gente tendría una visión posmoderna y lo
tratarían como ficción", dijo. "Realmente no esperaba que lo tomaran
en serio".
Lo cierto es que a pesar de tantas
historias que se tejen, el atractivo de la Inconnue sigue siendo la incertidumbre,
el enigma.
Como comentó la escritora británica Louise
Welsh de esta Mona Lisa ahogada en París, “el valor de la máscara reside en su
misterio”.
El misterio de la mujer más besada del
mundo.
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