Esta aseveración condena a los que,
a pesar de estudiar, no presentan una gran capacidad intelectual o no ostentan
una cultura general muy frondosa. Aquello que la genética ha negado no podrá
ser reemplazado por la mejor educación. A quines les escasea el talento para
determinadas actividades físicas o intelectuales. Se puede exhibir un
importante currículum vitae, pero ello no garantiza ser un erudito ni, mucho
menos, una persona inteligente.
Con Salamanca se apunta a la célebre
Universidad ubicada en esa ciudad española, creada en 1218. Es la universidad
más antigua de España y del mundo hispánico y la tercera más antigua de Europa. La expresión se atribuye al filósofo y
escritor hispano Miguel de Unamuno (1864-1936), quien ocupara el cargo de
rector en dicha casa de altos estudios, cuando advirtiendo a un alumno -que se
jactaba de poseer determinado talento que lo acreditaba como “inteligente” y se
quejaba de las bajas notas recibidas-, le contestó dicha frase.
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