Supongamos que un conocido experto
en obras de arte decide clasificar las pinturas del mundo en una de dos
categorías mutuamente excluyentes.
Una categoría, de muy pocos cuadros,
consta de todas las pinturas que incluyen una imagen de ellas mismas en la
escena presentada en el lienzo. Por ejemplo, podríamos pintar un cuadro,
titulado "Interior", de una habitación y su mobiliaria -colgaduras en
movimiento, una estatua, un gran piano- que incluye, colgando encima del piano,
una pequeña pintura del cuadro "Interior". Así, nuestro lienzo
incluiría una imagen de sí mismo.
La otra categoría, mucho más
corriente, constaría de todos los cuadros que no incluyen una imagen de sí
mismos. Llamaremos a estos cuadros "Pinturas de Russell". La Mona
Lisa, por ejemplo, es una pintura de Russell porque no tiene dentro de ella un
pequeño cuadro de la Mona Lisa.
Supongamos además que nuestro
experto en obras de arte monta una enorme exposición que incluye todas las
pinturas de Russell del mundo. Tras ímprobos esfuerzos, los reúne y los cuelga
en una sala inmensa.
Cuadros por doquier en una inmensa
galería.
Orgulloso de su hazaña, el experto
encarga a una artista que pinte un cuadro de la sala y de sus contenidos.
Cuando el cuadro está terminado, la
artista lo titula, con toda propiedad, "Todas las pinturas del Russell del
mundo".
El galerista examina el cuadro
cuidadosamente y descubre una pequeña falla: en el lienzo, junto al cuadro de
la Mona Lisa hay una representación de "Todas las pinturas de Russell del
mundo". Esto quiere decir que "Todas las pinturas del mundo" es
un cuadro que incluye una imagen de sí mismo, y por consiguiente, no es una
pintura de Russell. En consecuencia, no pertenece a la exposición y ciertamente
no debería estar colgado en las paredes.
El experto pide a la artista que
borre la pequeña representación.
La artista la borra y le vuelve a
mostrar el cuadro al experto. Tras examinarlo, éste se da cuenta de que hay un
nuevo problema: la pintura "Todas las pinturas de Russell del mundo"
ahora no incluye una imagen de sí misma y, por tanto, es una pintura de Russell
que pertenece a la exposición. En consecuencia, debe ser pintada como colgado
de alguna parte de las paredes no vaya a ser que la obra no incluya todas las
pinturas de Russell.
El experto vuelve a llamar a la
artista y le vuelve a pedir que retoque con una pequeña imagen el "Todas
las pinturas de Russell del mundo".
Pero una vez que la imagen se ha
añadido, estamos otra vez al principio de la historia. La imagen debe borrarse,
tras lo cual debe pintarse, y luego eliminarse, y así sucesivamente.
Eventualmente la artista y el
experto caerán en la cuenta de que algo no funciona: han chocado con la
paradoja de Russell.
No hay comentarios:
Publicar un comentario