Proviene del término latino «auctor»
que significa «fuente, promotor, impulsor», este a su vez se deriva del verbo
latino «augere» que significa «agrandar, aumentar, mejorar». No es casual que
de allí provengan palabras como “autoridad”, “autorización”, etc.
El autor es precisamente el centro
de la creación, la fuente y el promotor.
Desde la época del Renacimiento se
concibió al autor como la persona que hace, inventa, elabora o realiza
determinada obra teatral, musical, literaria, etc. Antes de esta epoca se
pensaba que todas las obras eran resultado de la tradición oral y popular, lo
cual hacía más común el anonimato. La presencia del autor trae consigo el
establecimiento de sus derechos sobre la obra que ha creado en aspectos como,
la licencia, la reproducción y difusión.
En literatura es claro que el autor
es la persona física y humana, no un personaje literario ni ficticio, que ha
escrito la historia, que tiene derechos sobre la obra y que por diferentes
motivos ha decidido hacerla pública.
La noción de autor, como la
conocemos hoy en día, surge en el Renacimiento, donde a diferencia de la Edad
Media o la antigüedad, se concibe por primera vez al autor como creador
responsable y origen de su obra. La nueva concepción surge con el cambio de la
episteme (noción foucaultiana), por la cual la razón humana comienza a buscar
el origen material de las cosas; este cambio viene acompañado por otras
transformaciones, como la dignificación de la literatura profana y el nuevo
énfasis en el individuo.
Michel de Montaigne en sus Ensayos
concibe la relación entre la obra y él mismo, como la relación que existe entre
un hijo y un padre.
“Jamás vi padre, por enclenque,
jorobado y lleno de achaques que su hijo fuera, que no consintiese en
reconocerlo como tal; y no es que no vea sus máculas, a menos que el amor le
ciegue, sino porque le ha dado el ser. Así yo veo mejor que los demás que estas
páginas no son sino las divagaciones de un hombre que sólo ha penetrado de las
ciencias la parte más superficial y eso en su infancia, no habiendo retenido de
las mismas sino un poco de cada cosa, nada en conclusión, a la francesa.”
Históricamente, la idea de autor ha
cambiado en cuanto a su alcance. En la tradición oral de la Antigüedad, las
historias se consideraban parte de la tradición o bien inspiradas por dioses, y
los autores materiales solo transmitían una versión. Durante siglos, los
autores han quedado en el anonimato y solo a partir de la Edad Moderna y
especialmente en el Romanticismo, se reivindicó su papel como personalidad
propia capaz de engendrar una obra única y original.
En términos jurídicos, un autor es
toda persona que crea una obra susceptible de ser protegida con derechos de
autor.
A su vez, la historia de los
derechos de autor se inicia con los derechos y monopolios sobre la impresión de
libros. El Estatuto de la Reina Ana, de origen británico, de 1710, cuyo título
completo es Ley para el Fomento del Aprendizaje, al permitir las copias de
libros impresos por los autores o de los compradores de tales copias, durante
los tiempos mencionados en la misma, fue el primer reglamento que concibió de
forma legal los derechos de autor. En un principio los derechos de autor solo
se aplicaban a la copia de libros. Con el tiempo se contemplaron otros usos,
tales como traducciones y obras derivadas, que quedaron sujetas a derechos de
autor, y abarcan ahora una amplia gama de obras, que incluye mapas, obras
teatrales, pinturas, fotografías, grabaciones sonoras, películas y programas de
ordenador.
Hoy en día las leyes nacionales de
derechos de autor se han normalizado en cierta medida a través de acuerdos
internacionales y regionales, como el Convenio de Berna y la Directivas
Europeas de derechos de autor. Aunque hay consistencia entre las leyes de
propiedad intelectual de las naciones, cada jurisdicción tiene leyes distintas
y separadas y diversos reglamentos sobre derechos de autor. Algunas
jurisdicciones también reconocen derechos morales de los creadores, tales como
el derecho a ser acreditado por el trabajo.
El copyright (literalmente
"derecho de copia", en inglés; derechos de autor) son derechos
exclusivos que concede el autor o creador de una obra original, incluido el
derecho a copiar, distribuir y adaptar su trabajo. Los derechos de autor no
protegen las ideas, solo su expresión o fijación. En la mayoría de las
jurisdicciones los derechos de autor surgen de la fijación y no es necesario
estar registrado. Los dueños de copyright tienen el derecho exclusivo legal
para ejercer el control sobre la copia y todo tipo de explotación de las obras
durante un período específico de tiempo, tras el cual se dice que el trabajo
pasa a entrar en el dominio público. Los usos que están cubiertos por las
limitaciones y excepciones al derecho de autor, como el uso justo, no requieren
de permiso del propietario del copyright. Cualquier otro uso requiere el
permiso y los propietarios de derechos de autor puede licenciar (autorizar) o
transferir de forma permanente o ceder sus derechos exclusivos a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario