La diosa greco-romana Ocasión,
también llamada diosa Oportunidad, se representa como una mujer hermosa de
larga cabellera por delante que le cubre el rostro y calva o rapada por detrás,
sosteniendo un cuchillo con su mano derecha encima de una rueda siempre en
movimiento, a menudo con alas en los talones y otras veces con alas en la
espalda. Esta representación se atribuye al escultor griego Fidias.
Esta diosa representaba las buenas
ocasiones perdidas ya que, si pasaba, lo haría rápidamente y no se la podría
asir siquiera por los cabellos, ausentes en la nuca. La representación se
complementa con un cuchillo en la mano, simbolizando que aquél que ella toque
podrá cortar toda atadura que lo tenga amarrado, y así aprovecharla cuando ella
llegue.
Estos dichos significan que se ha de
aprovechar una oportunidad a su paso, por la imposibilidad de sacarle provecho
una vez transcurrida la coyuntura, es decir, la conveniencia de tiempo y de
lugar. Por si no queda claro, significa
que hay que estar dispuesto, en caso de disponer de una ocasión, para poder
atraparla. La ocasión no se conoce bien sino cuando ya ha pasado y ya no tiene
remedio: esa ocasión ya no vuelve a pasar jamás. Por lo tanto, es menester
adivinarla antes de que llegue y asirla por la cabellera cuando pasa.
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