(Si encuentra alguna similitud con
la actualidad, me avisa)
En la antigüedad, ante la
vulnerabilidad de la población y la ausencia de tratamientos efectivos, la
única forma de evitar el avance de una enfermedad era impedir el contacto recurriendo
a las cuarentenas. Este método que aún muestra su eficacia en la actualidad
comenzó a usarse con la llegada de la peste negra con el comercio del
Mediterráneo.
Las ciudades-estado comenzaron a
impedir el acceso de ciertos colectivos, como comerciantes, leprosos y judíos.
Romper este cordón sanitario conllevaba la pena de muerte, impuesta por los
guardias armados en los accesos a la ciudad y sus rutas de tránsito. Los sanos
y los enfermos se separaban inicialmente en los campamentos improvisados, aunque
los detalles particulares del aislamiento variaban de una ciudad a otra.
La cuarentena más antigua que se
conoce sucedió en el 532 d.C., cuando el emperador Justiniano decretó que la
gente de zonas contaminadas que quisieran entrar en la ciudad de Constantinopla
debían purificarse en localidades especiales y recibir un certificado de salud.
En el 1127 aparece el primer caso de
cuarentena de 40 días en Venecia
Cuando llegó sur de Italia en 1347,
no se permitió que atracaran barcos de zonas sospechosas.
El 20 de marzo de 1348, Venecia
cerró el puerto a todos los barcos sospechosos y aisló sistemáticamente a los
viajeros y barcos en el puerto durante 30 días, periodo llamado trentina.
En 1377, fue en el puerto de la
República de Ragusa (Dubrovnik) donde se realizó la que generalmente se
considera la primera cuarentena, en este caso, a los viajeros por tierra. El
aislamiento también se extendió a 40 días en Marsella (1383), Venecia (1403) y
Mayorca (1471). El desarrollo de estas medidas se exportó al resto de Europa en
el siglo XV y XVI.
Aunque la práctica comenzara en la
república recientemente independizada de Venecia, la palabra cuarentena
proviene del veneciano del siglo XVI quaranta giorni, "cuarenta
días". Se barajan distintas posibilidades que explican la elección de ese
periodo. Una es que se basase en las teorías de Hipócrates y los 40 días
permitiesen distinguir entre las formas agudas y crónica de la enfermedad.
También pudo relacionarse con la teoría pitagórica de números. Otra explicación
pudo ser bíblica, ya que Jesús vagó 40 días por el desierto.
Además, la razón del aislamiento no
es porque creyesen en la transmisión entre las propias personas, sino para
evitar la corrupción atmosférica causada tanto por el cuerpo como por el alma.
No obstante, Girolamo Fracastoro comenta en De contagione et contagiosis morbis
(1546) que los contagios podrían deberse a pequeñas semillas que una persona
pasa a otra, aunque pudo basarse en teorías ya populares por entonces.
Las cuarentenas no eran bien recibidas.
Los ricos solían irse de las ciudades, incluso cuando se creaba un impuesto
exclusivo para los que huían, y los pobres que no podían abandonarla amenazaban
con rebelarse. En general, los comerciantes y los trabajadores eran quienes más
se oponían a las cuarentenas. Para evitar los conflictos, se acordaba limitar
las restricciones, como fumigar la mercancía local, como la lana y el algodón,
en vez de destruirla. Los impuestos para obtener fondos para contener la
epidemia tampoco eran bien recibidos. La iglesia también jugó en contra, ya que
las autoridades debían evitar las procesiones y señalaban que la experiencia
era más práctica que la fe para combatir la propagación. También se llegó a
acusar de herejía las restricciones de asuntos eclesiásticos.
En el siglo XVI, los barcos obtenían
certificados de salud que declaraban que el último puerto visitado estaba libre
de la peste. Si además tenían el visado del cónsul del país de destino, podían
usar el puerto sin cuarentena.
Para el siglo XVIII, los periodos de
la cuarentena eran variables según el país, reteniendo a los viajeros mientras
disfrutaban de las restricciones burocráticas y donde la desinfección de las
cartas era usaba como recurso de espionaje político. No habría deseos de
estandarización de estos periodos hasta el siglo XIX en la Primera Conferencia
Sanitaria Internacional de París en 1851, aunque no fue hasta 1893 cuando se
llegó a un acuerdo entre Europa y los Estados Unidos.
Con todo, a pesar de no comprender
el mecanismo de propagación, la interrupción del bienes, barcos y equipaje, con
cientos de puntos de control, contuvo la enfermedad y la transmisión de la
tercera pandemia proveniente del imperio otomano.
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