¿Cuánto puedes cambiar antes de
perder la identidad?
Cambio e identidad. En eso nos ha
hecho reflexionar el historiador, biógrafo y filósofo moralista griego Plutarco
(46 o 50-c. 120) durante casi 2.000 años con la paradoja de Teseo, el mítico
rey fundador de Atenas, hijo de Etra y Eseo, o según otras leyendas, de
Poseidón.
"El barco en el que Teseo y la
juventud de Atenas regresaron de Creta tenía treinta remos, y fue conservado
por los atenienses incluso hasta la época de Demetrio de Falero, ya que
retiraron los viejos tablones a medida que se descomponían e introdujeron
madera nueva y más resistente en su lugar, tanto que este barco se convirtió en
un ejemplo permanente entre los filósofos, para la pregunta lógica de las cosas
que crecen, un lado sostiene que el barco sigue siendo el mismo, y el otro
afirma que no".
Si el barco fue conservado por los
atenienses hasta la época de Demetrio de Falero, eso querría decir más o menos
300 años.
Con tantos reemplazos, ¿era la nave
la misma?
E iba más allá. Si con la madera
vieja construían otro barco idéntico, ¿cuál de los dos sería el original: el
que tiene las tablas originales o el que ha sido restaurado?
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