sábado, 15 de agosto de 2020

ETIMOLOGÍA DE FRASES MUY NUESTRAS "Aburrirse como una ostra"

Muchos creen que esta frase tan usada, proviene de la ostra, ese molusco bivalvo tan difícil de abrir, pero en realidad su origen data de la Antigua Grecia, y tiene algo que ver con el molusco pero por orden recíproco.
El ostracismo era el destierro al que se condenaba a los ciudadanos que se consideraban sospechosos o peligrosos para la soberanía popular.

La palabra griega (ostrakismós) significa exactamente "destierro por mal gobierno/desempeño/conducta".

La palabra óstrakon, quiere decir cáscara de huevo, caparazón de tortuga, caparazón en general, incluso las que están hechas de barro. También se refiere a un trozo de terracota en forma de concha donde se escribía el nombre de aquellos ciudadanos de la antigüedad que serían desterrados después de una votación.

La ley del ostracismo en Atenas, data del año 510 a. C., por Clístenes y se puso en práctica en el año 487 a. C. como lucha contra la tiranía. Primero fue condenado el político Hiparco, más tarde Megacles V, Jantipo (padre de Pericles) y en el 482 a. C., Arístides, por sus enfrentamientos sociales a favor de los campesinos y en contra de las flotas marítimas. El último condenado se sabe que fue un demagogo ateniense llamado Hipérbolo, en el año 417 a. C.

Para aplicar la ley se reunían cada año durante la sexta pritanía (entre enero y febrero) en asamblea y votaban sobre si se debía proceder a un ostracismo.

La votación se realizaba a mano alzada, no había un debate y los nombres de los candidatos no se revelaban. Si el resultado era positivo, volvían a tener una votación pública dos meses más tarde, en la siguiente pritanía: se reunían nuevamente, pero esta vez en asamblea solemne (catekkelesía) con un quorum de 6000 votantes, y cada ciudadano que deseaba votar, inscribía sobre un fragmento de cerámica o eventualmente en una concha de ostra (de ahí la palabra ostracon), el nombre del sujeto cuyo destierro le parecía necesario para el bien público. Siempre que había una mayoría absoluta de votos, la persona cuyo nombre aparecía debía abandonar la ciudad en el plazo máximo de diez días y permanecer exiliado durante diez años.

El exilio no era permanente y, además, la persona exiliada no perdía sus derechos como ciudadano e incluso podía ser perdonado por una nueva votación de la asamblea. Durante el periodo de destierro, la ekklesía conservaba los ostraca en los que figuraban los nombres de los ostraquizados.

Esta votación se hacía al pie de la colina en la que se ubicaba el Cerámico, el barrio de alfareros de Atenas. Al pie de dicha colina se arrojaban los productos de alfarería defectuosos, rompiéndose en trozos cóncavos que recordaban la forma cóncava e irregular de una concha de ostra (ostracon).

Era un mecanismo de autodefensa popular, un simple voto de confianza política: no constituía una pena judicial, ni un condena penal.

Por Aristóteles se sabe que también el gobierno democrático de Argos practicaba el ostracismo.1​ En un escolio a Aristófanes se cita a Megara y a Mileto como ciudades donde asimismo se aplicaba el ostracismo

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