jueves, 2 de julio de 2020

LILITH, LA MUJER ANTERIOR A EVA, QUE ABANDONÓ A ADÁN PORQUE NO LA RESPETABA COMO IGUAL!!


Lilith, fue, según la tradición judía, la primera mujer demoníaca que abandonó a Adán, ya que se negó a aceptar sus órdenes.
Algunas interpretaciones rabínicas aseguran que durante la creación, aparece insinuada una tercera presencia humana, Lilith, que hunde sus orígenes en la tradición mesopotámica.
El Judaísmo no la ha deificado, pero la ha empleado para introducir el concepto del mal, ligado al erotismo femenino, sobre todo si tomamos en cuenta que Lilith no acató las órdenes de Adán, ya que se consideraba su igual.
El origen del mito de Lilith parece contar con raíces sumerias o acadias. En concreto había en Mesopotamia, -según el arqueólogo británico Reginald Campbell Thompson-, un grupo de demonios femeninos derivado de la criatura Lilitú (Lilu, Lilitu y Ardat Lili) con unas características que responden a esta figura mitológica: eran mitad humanas y mitad divinas, usaban la seducción y el erotismo como armas; y la noche era su hábitat natural. Todos estos súcubos, en cualquier caso, tenían las cualidades de lo que luego se ha representado como los vampiros, aunque cubiertos de pelo, y derivaban de la palabra «viento» o «espíritu».
Esta tradición habría pasado más tarde a la cultura judía a través de los semíticos residentes en Babilonia. Los judíos que vivían en Babilonia llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre, adaptado a la fonética del hebreo como לילית (Lilith), se puso en relación con la palabra parónima hebrea ליל, laila, ‘noche’.  
El origen de la leyenda que presenta a Lilit como primera mujer se encuentra en una interpretación rabínica de Génesis 1, 27.   Antes de explicar que Yahveh dio a Adán una esposa llamada Eva, formada a partir de su costilla,​ el texto dice: «Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó». Si bien hoy suele interpretarse esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya, formada al mismo tiempo que Adán, y solo más tarde creó de la costilla de Adán a Eva. La primera mujer a la que alude Génesis 1, 27 sería Lilit, la cual abandonó a su marido y el jardín del Edén.

En realidad, existen dos interpretaciones al respecto
Según el Yalqut Reubeni –una colección del siglo XVII de midrashim (interpretaciones de textos antiguos) por el rabino Rubén Hoschke Kohen–, « Dios formó a Lilith del mismo modo que había formado a Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro». La inmundicia habría convertido a esta criatura en un demonio del que, a su vez, nacieron otras criaturas malignas que «todavía atormentan a la humanidad». Estos demonios hembras se dedicaban a atacar a las madres durante los partos con el fin de robar al recién nacido para luego matarlo, como retrata un sello cilíndrico expuesto en el Museo de Oxford.

En este sentido, existe otra interpretación que presenta a Lilith como una criatura igual a Adán, hecha de polvo puro, que se rebela contra los designios divinos y muestra un marcado carácter. En el Alfabeto de Ben Sira (escrito entre el siglo VIII y el XI), se narra cómo Lilith se resistió a yacer por debajo de Adán: «¿ Por qué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y por tanto, soy tu igual», afirmó Lilith, quien, -al ser forzada por Adán a obedecerle-, pronunció el nombre de Dios en vano y decidió abandonar el Edén con dirección al Mar Rojo.

Esta versión de Lilith se ha emplazado como una representación de las mujeres canaaneas y su visión de las relaciones sexuales en un periodo, hacia el 586 a.C, en el que se fusionaron parcialmente los panteones propios de los canaanitas con los hebreos.
De esta manera, la demonización de Lilith es una crítica a las prácticas de las mujeres canaaneas dadas a mantener relaciones sexuales pre-matrimoniales y a una sexualidad más abierta que la mostrada por las hebreas. Lilith es el demonio rebelde, el mal ejemplo que precedió a Eva, más obediente a lo que Adán esperaba de una mujer. No en vano, algunas de las cualidades de esta versión de Lilith parecen haberse inspirado en el principal culto femenino de los canaanitas –el pueblo que según el Antiguo Testamento conquistaron los judíos tras el éxodo por el desierto–, Asheráh, diosa de los partos y la fertilidad.

Tras abandonar el paraíso, Lilith se asentó en la costa del Mar Rojo. Esta región se caracterizaba, según esta tradición mitológica, por la presencia de innumerables demonios, con los cuales engendró nuevas criaturas, «a razón de más de cien por día». Ante este hecho, Dios envió a un grupo de ángeles para exigirla que volviera con Adán: «Regresa con Adán de inmediato o te ahogaremos». A lo que ella respondió que ya no podía regresar porque «Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos, de los niños hasta el octavo día de vida (el de la circuncisión) y de las niñas hasta el vigésimo día». Finalmente, Dios permitió vivir a Lilith, pero la castigó haciendo que cientos de sus hijos demoniacos perecieran cada día. Desde entonces, la hermosa criatura se propuso matar a todos los hijos de Adán y a todas las madres durante el nacimiento y los días siguientes al parto.

La leyenda Lilith es posiblemente también el origen del popular mito griego de la reina Lamia, que, tras matar a sus propios hijos por culpa de un engaño de Hera, sintió envidia de las otras madres y se dedicó a devorar a sus hijos. Transformada en una bestia, tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer. Este relato dio lugar a que, en la Antigüedad, las madres griegas y romanas acostumbraran a amenazar a sus hijos traviesos con este personaje. La creencia grecorromana a su vez se transmitió a leyendas medievales, repartidas por toda la geografía europea, donde estos seres son representados con rostro de mujer y el cuerpo de dragón. También se alimentaban de niños.

Así y todo, la presencia del nombre de Lilith en la Biblia se limita a una única mención. Aparece en Isaías34:14: «Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith y en él encontrará descanso», lo cual fue traducido en la Vulgata como Lamia, su versión medieval. No obstante, resulta imposible saber con certeza si para el autor del texto era un nombre propio –la célebre criatura del folklore judío– o simplemente se trata de una bestia salvaje o de una rapaz nocturna.

Robert Graves y Raphael Patai, en su libro “Los mitos hebreos”, se arriesgan a este relato: "Adán se quejó ante Dios: `Mi compañera me ha abandonado´. Inmediatamente, Dios envió a los ángeles Seniy, Sansenoy y Semangelof para que trajeran de vuelta a Lilit. La encontraron junto al mar Rojo, una región en la que abundan lascivos demonios, de quien ella engendraba más de cien lilim al día. ¡Vuelve a Adán sin demora –le dijeron los ángeles–, o te ahogaremos! Lilit les preguntó: `¿Cómo podría volver a Adán y vivir como una honesta ama de casa después de haber pasado todo este tiempo junto al mar Rojo?´ Siguen amenazándola: `Si te niegas, morirás´.

Respuesta: ¿Cómo podría morir, si Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los niños recién nacidos, y de todos los varones hasta su octavo día de vida, el de su circuncisión, y de todas las niñas hasta su vigésimo día? No obstante, siempre que vea vuestros tres nombres escritos en un amuleto sobre un niño recién nacido, prometo perdonarle la vida´.

En la novela Fausto de Goethe aparece en el capítulo «La noche de Walpurgis» en la que se produce un descenso a los infiernos en lo oscuro de la noche:

Fausto: ¿quién es esa?
Mefistófeles: Mírala bien. Es Lilith.
Fausto: ¿quién?
Mefistófeles: La primera mujer de Adán. Guárdate de su hermosa cabellera, la única gala que luce, cuando con ella atrapa a un joven no le suelta fácilmente.

Pero el tiempo es cómplice de la imprecisión, la vaguedad y la duda…
El Génesis Rabbah, texto religioso del judaísmo, fue escrito entre el 300 y el 500 Después de Cristo.
La Biblia, a lo largo de mil años: entre el 900 Antes de Cristo y el 1000 después de su muerte, y siempre persiste la gran pregunta ¿Era demoníaca porque se negó a obedecerlo o se negó a obedecerlo porque era demoníaca?  Más allá del simplista feminismo que algunos quieran endilgarle al hecho, lo cierto es   que quienes han escrito ambas cosas (el Génesis Rabbah y la Biblia), no dejaron de ser simples mortales, condicionados por la época, con sus costumbres y creencias.


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