martes, 30 de junio de 2020

HAGNÓDICE, LA PRIMERA GINECÓLOGA DE LA HISTORIA DE LA ANTIGUA GRECIA!!!


Que tuvo que disfrazarse de hombre para ejercer su profesión!!!

A pesar de que en la antigüedad la mayoría de los oficios estaban reservados para los hombres, hay evidencia de que ya en tiempos arcaicos diferentes mujeres lograron hacerse de un renombre particular, al destacar por encima de sus pares masculinos en oficios de gran complejidad.
La griega Hagnódice es una de esas mujeres.
Nació en el siglo IV a. C., en el seno de una familia ateniense perteneciente a la clase alta. En aquel entonces la sociedad de Atenas le conservaba un lugar tradicional a las mujeres, como amas del hogar.
Hagnódica o Hagnódice (siglo IV a. C.) fue un personaje de la antigua Grecia, médica ateniense, partera y ginecóloga, considerada la primera mujer ginecóloga conocida. Como respuesta a su juicio se desencadenó una de las primeras revueltas femeninas conocidas en la historia.  Su biografía fue relatada por el escritor Higino en sus Fábulas.
Hagnódice nació en una familia de la alta sociedad en Atenas. Su deseo de convertirse en médica surgió al darse cuenta del gran número de mujeres sometidas a partos sumamente dolorosos. A pesar de que a las mujeres se les permitió aprender ginecología, obstetricia, curación y partería en la época de Hipócrates, después de su muerte, los líderes de Atenas descubrieron que las mujeres realizaban abortos y decidieron castigar con la pena capital a las mujeres que ejercieran la medicina
 Al observar todo lo que sufrían las mujeres en los partos atendidos por médicos hombres, Hagnódice decidió que su deber era ayudar a enmendar esta situación. Así, con el apoyo de su padre, la ateniense se hizo pasar por hombre y partió a Alejandría, para estudiar medicina.

Ya en Egipto, vestida como hombre y con el cabello corto, Hagnódice se volvió discípula del célebre médico Herófilo. Eventualmente esta diligente aprendiz fue ganando experiencia y conocimiento. Al finalizar sus estudios, Hagnódice se obtuvo un título que valía por los actuales en ginecología y obstetricia.

Mientras ejercía su profesión, Hagnódice tuvo que esconderse detrás de su identidad masculina para no tener problemas con la ley. No obstante, en algunas ocasiones le revelaba su identidad a algunas pacientes, para despertarles un mayor grado de confianza y empatía.
 El rumor de la verdadera identidad de Hagnódice se corrió entre las pacientes de la ciudad, lo que provocó que fueran cada vez más el número de las enfermas que solicitaban ser tratadas por el médico que había aprendido su oficio en el extranjero.
 Aunque ninguno de sus colegas sabía su secreto, todos empezaron a tenerle envidia a Hagnódice. Por lo que, sin tener ninguna razón real, la acusaron de haber seducido e incluso violado a algunas de sus pacientes.

La presión del gremio fue tal que Hagnódice fue llevada ante un tribunal, el juicio se llevó a cabo en la Acrópolis ateniense. No queriendo ser injustamente inculpada, Hagnódico decidió desnudarse ante los presentes y confesar que era mujer.

Su revelación hizo que la acusación de violación fuese descartada. Pero automáticamente se le acusó de un delito más grave. A Hagnódice le esperaba la pena de muerte por haber ejercido la medicina fingiendo ser hombre. Las cosas, afortunadamente, no llegaron hasta ese punto trágico.
Antes de que la sentencia fuese aprobada, muchas de las pacientes de Hagnódice y otras mujeres se manifestaron en contra de la pena de muerte.

Las mujeres emplearon como principal argumento de defensa que la acusada era un ciudadano ejemplar, que había ayudado a muchas embarazadas a traer sus hijos al mundo en partos sin dolor.

En medio del juicio y tras una breve discusión, Hagnódice se salvó de la condena y fue liberada.

También se logró cambiar la ley ateniense para que las mujeres pudieran aprender y ejercer la medicina.
Sin embargo, quien no recuerda la historia, está destinado a repetirla.
En la década de 1820, ocurrió el caso de Enriqueta Favez, la primera mujer que, vestida de hombre, ejerció la medicina en Cuba, ya que otra vez, era una profesión vedada a las mujeres en toda la américa española.


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