sábado, 1 de agosto de 2020

LA TRIBU DE LOS TESTÍCULOS GIGANTES


Entre Kenia y Somalia habita una tribu llamada hartebeest o bubal que destaca a simple vista por sus enormes testículos.
Según algunos cuentan –explicación que nos permitimos poner en duda- son adquiridos tras lamer la menstruación de los genitales de las vacas durante la infancia, convirtiéndose en fuertes y valerosos guerreros en la adolescencia.  (Ignoro si serán realmente tan valientes, pero queda demostrado que tienen, literalmente, más huevos que nadie.)

Dicen que esta práctica habría surgido en tiempos de sequía, beneficiando tanto al que lame como a la vaca. El primero porque el flujo menstrual le protegería del raquitismo, el escorbuto, la anemia y la leucemia por, según unos científicos italianos, sus vitaminas B6, B12, E y D, por el hierro, magnesio, fósforo, calcio y potasio, además de las hormonas. A la vaca porque produciría más leche.

No solo eso, sino que tanto niños como mayores se bañan al alba y al crepúsculo con la orina vacuna y se cubren el cuerpo con sus heces precocidas y filtradas para evitar las picaduras de los mosquitos. Finalmente, normalmente el tamaño de los testículos tan solo alcanza unos 70-80 centímetros de diámetro, pero algunos superan esa marca y pueden usarlos como asiento (cosa que también me permito poner en duda, porque todos conocemos lo que produce el sentarse encima de uno de ellos)

Sin embargo, si a uno se le da por dudar de dichos relatos  (no hay nada más lindo, inquietante y sabroso que dudar de todo lo que se lee y escucha), comienza a buscar y rebuscar por libros y redes de internet y es entonces cuando se suele encontrar que siempre, incluso copiando textualmente lo escrito por otros,  casi todos dicen exactamente lo mismo y cuando eso ocurre, para muchos, esto le otorga veracidad a la historia. Triste metodología, pero real.
Esta curiosidad circula por la red al menos desde el 2004 con vía el tabloide kosovar Gazeta Express y es posible que también lo hiciera por correos electrónicos y otros formatos.

Dado que hay varios puntos cuestionables, será mejor que vayamos por partes.

Es probable que al leer que esta tribu consumía la menstruación vacuna, se te haya desintegrado el estómago de tan solo imaginar semejante plato. Sin embargo, las vacas no menstrúan como las mujeres. Tienen un ciclo estral, es decir, tienen periodos donde entran en celo. El endometrio, en vez de expulsarlo, lo absorben al final del ciclo. La secreción vaginal puede llegar a presentar sangre, aunque no sea la menstruación a la que estamos acostumbrados, por lo que puede ser una candidata a esta exquisitez. (Alguien diría con cierta razón “si nos comemos los huevos del toro, por qué no esto también?)

La composición de la secreción vaginal de las vacas varía si están o no en celo. El 3-hexanol está siempre presente, pero en el estro se presentan la trimetilamina, el ácido acético y el fenol. Ah, eso sí, les recuerdo que la trimetilamina es la que da el característico olor a pescado podrido.
Cuando no está en celo presentan ciclohexano 3,3,5 trimetil y ácido fosforoso. Es cierto que los fluidos genitales contienen cloruro sódico, calcio y potasio, pero en cantidades muy inferiores a las recomendadas diariamente, menos aún para convertirse en adultos excepcionales. Eso sí, siempre podría haber alguno que bebiera varios litros diarios de secreciones vaginales para compensar por el porcentaje de nutrientes que sale de su sistema digestivo igual que entró. Todo esto estaría además enriquecido con un cóctel de bacterias.

Por otra parte, para darle verosimilitud, en algunas entradas se ve una foto de un niño lamiendo a una vaca entre sus cuartos traseros. No tiene por qué ser el caso, pero en algunas regiones de África y la India se sopla en la vagina o el ano (de la vaca, of course) para fomentar la producción láctea.

La tribu
Alcelaphus buselaphus
A veces también se muestra un mapa de Kenia y Somalia con grandes zonas naranjas donde supuestamente se encuentra esta tribu. Para empezar, los nombres hartebeest y bubal se corresponden con el del extinto búbalo (Alcelaphus buselaphus buselaphus). Otras subespecies aún viven en la sabana al sur del Sáhara, desde Senegal a Eritrea, Etiopía y Tanzania, cubriendo la zona donde supuestamente habita esta tribu. Algunas entradas en ruso, que casualmente al traducirse producen el mismo texto palabra por palabra, reconocen la relación entre el nombre del animal y la tribu. Sin embargo, búbalo viene del latín bubalus, que a su vez proviene del griego boubalos, "buey salvaje, antílope". Hartebeest es el antiguo término afrikáans dado por los bóeres, que significa "ciervo bestia".

Suponiendo que, a pesar de esto, la tribu se llame así y asumiendo que si está tan distribuida, deben ser relativamente numerosos, su etnia debería aparecer entre las más comunes de Kenia y Somalia. En Kenia hay 70 etnias. En Somalia son más homogeneos, con un 85% de somalíes, mientras el resto son bantúes y no somalíes, incluyendo 30 000 árabes. Si existieran con ese nombre, deberían pertenecer a esas etnias, pero ninguna tiene un grupo o clan que se les parezca. Cualquier búsqueda seria proporciona solo resultados sobre el animal y ninguno sobre la tribu, a pesar de tener una costumbre y rasgos excepcionales.

Los testículos
Ahora bien, ¿en serio un producto vacuno tiene esos efectos? Y si es tan efectivo, ¿cómo es que son los únicos en probarlo? No estamos hablando de chupárselo a una leona o a un animal en vías de extinción, sino a una vaca, que podría llegar a ser más accesible. Si en otros países no solo inventaron sino que conservaron platos como el surströmming (en español «arenque fermentado»), -es una especialidad de la gastronomía sueca que consiste en arenque del Mar Báltico fermentado. El surströmming se vende en latas, que al ser abiertas sueltan un olor fuerte y fétido. Es por este olor particular, que es parecido al pescado pasado o basura dejada al sol durante un par de días- o el casu marzu, (es un queso típico de la isla italiana de Cerdeña, conocido por estar infestado de larvas vivas de moscas. Casu marzu significa "queso podrido" en un dialecto del sardo.

Por último, se pueden encontrar otras dos vertientes de explicación con respecto al tamaño de los testículos: 1) la imagen parece ser de la página 246 del libro Skin and venereal diseases of tropical countries (de 1972) de R.S. Bayanski donde dice que son casos de parasitosis de Wuchereria bancrofti y Brugia malayi que producen filariasis, por eso resulta más coherente como explicación y precisamente se pueden encontrar casos recientes en esa zona, quenque valga la aclaración, la filariasis no afecta solo a los testículos.
Y la otra explicación, también de lógicas características es que…
2) Por la evidencia fotográfica, se trataría de hombres que están casados hace tiempo.

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