lunes, 4 de enero de 2021

¿SABÍA QUE SHAKESPEARE TAL VEZ NO FUE SHAKESPEARE?

 De la misma forma que suele catalogarse a Shakespeare como el más grande dramaturgo de la historia del teatro, también son muchos los datos existentes que sustentan la sospecha y las dudas sobre su autoría de esos inmortales textos.

Nadie duda que Shakespeare existiera, pero son contadas las huellas de su vida y su obra que resulten irrefutables. De ahí que algunos eruditos planteen que en realidad se ignora la fecha exacta de su nacimiento, si tuvo encuentros homosexuales o si su ahijado William Davenant era un hijo no reconocido, entre tantos otros hechos... 

Lo que se sabe con certeza del genio inglés parte de las actas parroquiales, judiciales, mercantiles y el resto de la escasa documentación fehaciente (unos setenta registros) que ha sobrevivido hasta la época actual. Sin duda Shakespeare nació en Stratford-upon-Avon en 1564. 

También sabemos que era el tercer hijo de Mary Arden y John Shakespeare, un fabricante de guantes y tratante de lana que llegó a ser alcalde de la localidad, y que cuando se encontraba en la cumbre de su prosperidad -al momento del nacimiento de William-, cayó sin embargo poco después en desgracia, acusado de comercio ilegal de lana, perdiendo su posición destacada en el gobierno del municipio.


Lo cierto es que el 28 de noviembre de 1582, Con tan solo dieciocho años de edad, Shakespeare contrajo matrimonio con Anne Hathaway, de 26. Dos vecinos atestiguaron que no existían impedimentos para la ceremonia, pues parece que había prisa en concertar la boda, tal vez porque Anne estaba embarazada de tres meses. 

Tras su matrimonio, apenas hay huellas de William Shakespeare en los registros históricos, hasta que hace su aparición en la escena teatral londinense. El 26 de mayo de 1583, la hija primogénita de la pareja, Susanna, fue bautizada en Stratford. Un hijo, Hamnet, y otra hija, Judith –mellizos-, fueron asimismo bautizados poco después. A juzgar por el testamento del dramaturgo, que se muestra algo desdeñoso con Anne Hathaway, el matrimonio no estaba bien avenido.

En 1596, con solo once años de edad, murió Hamnet, único hijo varón del escritor, quien fue enterrado en Stratford el 11 de agosto de ese mismo año. Algunos críticos han sostenido que la muerte de su hijo pudo haber inspirado a Shakespeare la composición de Hamlet (hacia 1601), reescritura de una obra más antigua que, por desgracia, no ha sobrevivido.

William Shakspeare, Shakspere, Shaksper, Shakspe o Shaksp (las cinco formas en que firmó su apellido, pero nunca “Shakespeare”, como figurará en el First Folio y como le conocemos actualmente, porque -vale la aclaración- la ortografía en tiempos isabelinos no era ni fija ni absoluta) falleció en su pueblo natal en 1616, a los 52 años.

Pero lo más importante es que con tan poca información fehaciente al respecto, muchas son las dudas que se ciernen sobre la real autoría de las inmortales obras y consecuentemente los posibles verdaderos creadores de las mismas.

Uno de las teorías que refieren a quién pertenecían realmente las obras, es hacia sir Francis Bacon, quien -a diferencia de William- tenía una cultura inmensa.  Su prosa era refinada y sus inquietudes intelectuales muy amplias. Además, su período de actividad coincide con el de la producción shakespeariana. 

Sin embargo, muchos se preguntan por qué no habría firmado poemas con su nombre real, cuando nunca tuvo reparos en rubricar otros intentos literarios en prosa. O cómo es que no tuvo relación con las compañías teatrales que escenificaban a Shakespeare, lo que derriba en gran parte dicha teoría.

Por otra parte encontramos a Christopher Marlowe.


Fue uno de los principales dramaturgos isabelinos gracias a La trágica historia del doctor Fausto y Tamerlán el Grande. Además, fue amigo y por momentos socio de Shakespeare. 

Según esta teoría, Marlowe no habría muerto asesinado en 1593, sino que fingió su muerte ayudado por sus colegas espías para salvar el cuello de una condena a la pena capital. Tras el simulacro, Marlowe habría utilizado a Shakespeare para publicar sus escritos. 

Los fuertes parecidos estilísticos entre ambos creadores -imágenes, métrica, modismos, etc.- respaldan esta teoría. Otros expertos señalan que en realidad Shakespeare, como muchos de sus coetáneos, habría recibido la influencia estilística de Marlowe.

Otra hipótesis aboga por lord Edward de Vere, conde de Oxford. Este noble era tan culto como Marlowe o Bacon.  Un aristócrata que según dicen reunía el talento artístico y los contactos aristocráticos y escénicos. Sin embargo, De Vere murió en 1604, mientras que Shakespeare lo hizo en 1616.

Entre las decenas de candidatos se distinguen también otros aristócratas ilustrados, como por ejemplo el propio yerno del dramaturgo, lord William Stanley. También se barajan otros nombres como el barón Fulke Greville, el rebelde irlandés William Nugent y hasta el mismísimo rey Jacobo I.

Existe otra línea alternativa que proclama que la obra de Shakespeare habría sido escrita por un grupo de autores. Algunos investigadores abogan por un grupo liderado por De Vere, otros por la guía de Bacon y otros más por comités igualitarios, más o menos amplios.

Y no faltan las teorías que se inclinan por atribuir la autoría de semejante producción en exclusiva, a la condesa de Pembroke, o a la de Mary Sidney, quién también resulta factible dada su vasta cultura, su alta posición social, el patrocinio de una compañía teatral y la contratación ocasional de los Lord Chamberlain’s Men con que trabajaba el Shakespeare joven.

Difícilmente algún día se sabrá.  Mientras tanto nos alcanza y sobra con disfrutar de tamaña calidad literaria y teatral. 

Por cierto -y como para terminar-, la última tesis, que acaba de hacer pública un grupo de científicos alemanes, echa por tierra una creencia que se mantuvo a lo largo de la historia sobre que el gran dramaturgo británico murió a consecuencia de una sonada borrachera junto a dos amigos literarios de Londres, Michael Drayton y Ben Jonson. 

De acuerdo con esta nueva versión, lo que terminó con su vida en 1616, cuando tenía 52 años, fue un tumor canceroso en el ojo izquierdo.    

Un equipo de patólogos, oftalmólogos, forenses y dermatólogos ha realizado minuciosas pruebas, incluidos los scaners de esculturas, utilizando imágenes tridimensionales computarizadas, similares a las empleadas por la policía para identificar el rostro de una persona. Los análisis practicados detectaron la presencia de un gran tumor canceroso en el párpado izquierdo que, seguramente, fue el causante de la muerte del autor de “Sueño de una noche de verano”.

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