domingo, 10 de abril de 2016

"La comedia está servida" capítulo 3 LA COMEDIA

La comedia

Como concepto general, se ha estipulado en cierta forma, que una comedia es una obra que presenta una mayoría de escenas y situaciones humorísticas o festivas. Las comedias buscan entretener al público y generar risas, con finales que suelen ser felices (aunque en la realidad y a la luz de muchos ejemplos, esto no es tan así, o al menos no se lo pude considerar absoluto ni general).
Según Ramón María del Valle Inclán, en la tragedia, el autor contempla a sus personajes como fuerzas superiores gobernadas por el destino, mientras que en el espacio de la comedia, autor y personajes conviven, el primero como titiritero y los segundos como marionetas, pudiendo llegar incluso a situaciones esperpénticas.
Según Patrice Pavis, “la comedia es el lugar donde los personajes se muestran como seres libres, dueños de su propio destino y por tanto, capaces de conducir el hilo de la trama (a veces muy enmarañado) hacia un desenlace feliz. Esa libertad esencial que impregna el género hace de la comedia el paraíso de la versatilidad, la sorpresa, la genialidad, los cambios de ritmo y el disparate.”  En definitiva, la gran diferencia reside en que la tragedia es el designio del destino y la comedia, el libre albedrío.
Para empezar, (como diría mi abuela) conviene hacerlo por el principio, y dejar expresa constancia, en primer lugar, el concepto, definición y significado de “comedia” que quiere decir “Canción del desfile”.
La palabra proviene del griego antiguo “κωμῳδία”, lo que luego en latín se dio en llamar “comoedia-ae,  “comedy” en inglés, “vígjáték” en húngaro, “comedia” en castellano y en alemán -después de tanto insistir y preguntar- me contestaron de muy mala gana: “In the frun in di sheguen”.
 Está clasificada, junto con la tragedia, como una de las formas clásicas del drama griego.  Es uno de los tres géneros dramáticos llamados realistas y que tuvieron sus orígenes en las fiestas dionisíacas.
En la mitología clásica, Dioniso (en griego antiguo se escribe Διώνυσος Diônysos o Διόνυσος) significa "hijo de dios" (ya que "Δίος" en griego antiguo, significa "Dios" y "νυσος" en lengua tracia-frigia, significa "hijo".  Ante mi entusiasta avidez por desasnar semejante ignorancia, cuando volví a preguntar por su nombre en latín, me respondieron otra vez de muy mala manera “A nadiem le importum, así que no rompim más pelotum”.)
Además de ser conocido como Baco, era el dios de la vendimia y el vino, y también el dios patrón de la agricultura y el teatro, por lo que se lo llamaba incluso “libertador”, ya que liberaba a las personas de su “ser normal” mediante la locura, el éxtasis y sobre todo el vino. (Hasta hoy en día hay algunos que se vuelven locos por el vino, pero más que nada por el precio).
Las tan mentadas “fiestas Dionisias” era el nombre dado en Grecia a los festivales justamente en honor a él, y en el que se incluían representaciones dramáticas.
En Ática se celebraban dos festivales anuales con este nombre, las Dionisias Rurales (o Rústicas) en el mes de Poseidón (diciembre), cuya procesión plasmó memorablemente Aristófanes en “Los acarnienses”, y las Grandes Dionisias (o Dionisias Urbanas) en Atenas, en el mes de Elafebolion (más conocido por marzo).
Este último festival fue instituido, o en todo caso engrandecido, en el año 534 a. C. por el tirano Pisístrato (según algunos malintencionados,  sufría de próstata, por lo que su nombre significa “el que trató de hacer pis”).  La imagen del Dios fue situada en el antiguo templo de Dioniso frente al recinto del teatro y el adjetivo de “grandes” se debe precisamente a la importancia que los griegos le daban particularmente a estas fiestas.
Estas fiestas eran una ocasión única para dar rienda suelta al desenfreno a través de danzas, chistes y canciones acompañadas, como mandaban los cánones, por grandes dosis de vino.
La comedia, en ese contexto, era un tipo de representación pensado para la diversión y la risa. Y nadie escapaba a una posible burla. Filósofos, poetas, oradores, aristócratas, estadistas y políticos, nadie se libraba de ser ridiculizado, ni tan siquiera los dioses (eso sí, hasta del vino se burlaban pero ninguno dejaba de tomar).
A estas representaciones acudía el pueblo en masa, buscando una vía de escape, un paréntesis en el que pudieran burlarse de todo y hacer cosas que el resto del tiempo le estaban vedadas. Y es lógico pensar que, a pesar de transcurrir en este ambiente bufonesco, hubiera quien tratara de censurar este género. Un decreto del año 440 a.C. trató de limitar la burla, pero no logró absolutamente nada.  Y no solo no lo logró, sino que hasta se burlaron de aquel decreto.
En la Antigua Grecia, la comedia adquirió su máximo esplendor con Aristófanes.  Leyéndolo  es posible hacerse una idea de las intensas discusiones ideológicas (políticas, filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de la época del esplendor del imperio ateniense.
Su postura conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica.
Era evidente y descarnada  su animosidad  hacia Sócrates, a quien en su comedia contra los nuevos filósofos “Las nubes”, lo muestra como un demagogo, dedicado a inculcar todo tipo de insensateces en las mentes de los jóvenes.
A propósito de esta comedia, el gesto obsceno de levantar el dedo mayor, que muchos suponen de origen contemporáneo (el famoso “fuck you”), aparece ya en “Las nubes”, que fue escrita alrededor de cuatrocientos años antes de Cristo.
En dicha obra, cuando le hablan a un personaje rústico, sobre un verso dactílico (nombre que se le da a un “pie”, compuesto por una sílaba larga seguida de dos breves.  El nombre procede de la analogía entre las tres falanges del dedo, con las tres sílabas del “pie”, cuyo nombre a su vez, es la unidad métrica cuantitativa del verso griego o latino y que significa “dedo”), éste levanta el dedo mayor de su mano y pregunta: "¿Cuál...? ¿Este?", con lo que seguramente despertó las risas del público, y que llegó hasta nuestros días como mofa o insulto.
Tiempo después, surgió en la época helenística la denominada “comedia nueva”, con características muy propias y planteando grandes cambios estructurales a nivel dramático, justamente en un momento en que el género teatral de la tragedia parecía desaparecer y por el contrario, la comedia tuvo un renacer al que los antiguos llamaron: comedia nueva.
Estas obras son piezas de costumbres que se extendieron por todo el oriente helenístico, con grandes éxitos.  Las características y estructuras cambiaron con respecto a la comedia anterior, a la que obviamente, a partir de allí, comenzaron a llamar “comedia antigua”.
La forma de la comedia nueva helenística estaba revestida de importantes cambios con respecto a la que estuvo en vigor en el siglo IV a. C.  Desaparecieron el coro y la parábasis  (En la comedia griega, la parábasis, es un momento en la obra en que todos los actores salen del escenario y se quedan solamente los miembros del coro para dirigirse directamente al público), el argumento fue dividido en actos y se estableció un prólogo en el cual el autor presentaba sus opiniones.
El tema principal solía ser el amor, con toda clase de contrariedades a lo largo de la representación, llegando siempre a un final feliz. Los caracteres de los personajes eran el resultado de un minucioso estudio y aumentaron en número hasta llegar a ser 44: nueve tipos distintos de ancianos y adultos, 17 de mujeres, 11 de jóvenes y 7 de esclavos. El tono general de la obra siguió siendo alegre, utilizando el habla familiar de gente común como soldados, cocineros, esclavos que se veían siempre inmersos en situaciones cómicas y a veces grotescas.
Con la “nueva comedia” aparecen los personajes de “el criado perezoso pero buen servidor de su amo”, los “esclavos agregados a una heredad, y que seguían manteniendo ese estado al cambiar de dueño” la “vieja nodriza”, el “tío avaro”, el “tutor ladrón”, la “jovencita santurrona”, y la “cortesana”
Uno de estos personajes se transformaba a menudo en el gracioso de la historia, como ocurriría mucho más tarde, en las comedias de Molière y de Tirso de Molina.
Menandro perteneció a esta nueva corriente de comedias y se caracteriza, como el de toda la comedia nueva, por la ambientación urbana, el tratamiento de temas cotidianos, el abandono de los temas heroicos y la desaparición del coro en escena, a la vez que aportaba la vivacidad de los diálogos. Sus comedias, en cinco actos y separadas por intermedios, están escritas en lengua antigua, y el verso que normalmente utiliza es el yámbico.
Era muy hábil en la caracterización de los personajes, que son en su mayoría tipos populares, y muchos de ellos pasaron a ser arquetipos de vicios (el parásito, el avaro, el misántropo); dominó la trama y su verosimilitud, que cuidó especialmente a causa de su formación aristotélica (Ya que respetaba rigurosamente las unidades de lugar y tiempo).
Como herencia de la tragedia de Eurípides, utilizó la “peripecia” (es decir, la inversión de una situación) y la “anagnórisis” (un recurso narrativo que consiste en el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento. La revelación altera la conducta del personaje y lo obliga a hacerse una idea más exacta de sí mismo y de lo que le rodea.).
Los argumentos ya no proceden del mito sino de la vida real: amoríos, conflictos generacionales entre padres e hijos, niños expuestos, muchachas violadas, etc. y un final feliz con una o varias bodas.
En la complicación y resolución de la intriga,  el azar siempre desempeña un papel fundamental.
El gran heredero de Menandro fue Plauto, autor de unas ciento treinta comedias, de las que se conservan tan solo veintiuna.  Plauto, formado como clown-mimo, incorporó el gesto y la acción al contenido del texto, multiplicando su efectividad cómica y dramática

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