miércoles, 10 de abril de 2019

LA COMEDIA ESTÁ SERVIDA -Prólogo-

Prólogo

Debido a que son tantos los ensayos, tratados, investigaciones, teorías,
métodos y formas que han sido expuestas y publicadas por otros tantísimos
autores, en relación al teatro en sí, a la actuación y todo lo relacionado con el
arte dramático, me percaté que en forma inversamente proporcional es lo que
se encuentra publicado sobre las comedias y más específicamente sobre las de
enredos, que no alcanzan un porcentaje que logre acercársele mínimamente a
cualquier otro género.
Importante es destacar que si bien es cierto que hay unos cuantos libros
que tratan el tema y que resultan ser muy interesantes y esclarecedores al
respecto, siempre es positivo intentar contribuir con otro pequeño granito de
arena y explicar de manera lo más escueta y sintéticamente posible, cómo ha
transcurrido mi experiencia en la materia, con el ánimo que al menos, le
resulte interesante a quienes de una u otra manera han tenido acercamiento a
mis textos.
Lo que uno sabe o lo que pudo haber aprendido a través de la
experiencia obtenida por tantos fracasos y algún que otro éxito a lo largo de
varios años en esta carrera, de nada sirve si no se tiene en quien volcarlos a
modo de simples sugerencias, con el objeto de evitar que se reiteren inútiles
errores o al menos, que se tomen conciencia a qué se debieron y cuáles fueron
sus consecuencias.
El éxito no es más que el frágil momento que transcurre desde los
aplausos hasta el silencio total de la soledad. Al contrario del fracaso que se
erige indiscutible y a toda hora como el gran maestro del arte.
Nunca está de más equivocarse, porque justamente allí se encuentra una
de las bases del aprendizaje y de nada serviría impedirlo, pero contando la
propia experiencia, se puede contribuir a que se sepa en qué consistió la
equivocación, mostrando alunas técnicas que pueden ayudar a esclarecerlo y
por otra parte, colaborar a que esas equivocaciones no sean tan perjudiciales
para la carrera de quienes se internan en este maravilloso mundo de las
comedias.
Lo aclaro ahora y lo repetiré en varias ocasiones, no me considero
idóneo para decirle a nadie lo que debe o tiene que hacer al momento de
enfrentarse con el desafío de poner una comedia sobre el escenario, por un
lado porque creo que lo máximo que se puede hacer por un artista, es
mostrarle algunas técnicas y procedimientos que han resultado útiles a otros
determinados artistas y los porqué de cada uno de ellos, pero de ninguna
manera condicionarlos o exigirles que las sigan al pie de la letra, porque el
arte en sí mismo es caótico y absolutamente libertino para la creación.
Todo aquel que se interne en el disoluto, licencioso y anárquico
torbellino del arte, debe tener muy en claro que se encuentra absolutamente
solo y depende exclusivamente de sí mismo, de sus sensaciones, de sus
experiencias, de su criterio y su creatividad para comenzar, y que todas
aquellas técnicas, consejos y sugerencias plasmadas en todo tipo de libros,
ensayos y manuales, no servirán más que como si fuesen una tenue luz de una
vela para alumbrar aquella montaña que se pretende escalar. Pero cada uno de
los pasos, las formas, los tiempos y las direcciones a seguir, dependen
exclusivamente del artista que se encamina.

(En la próxima entrega: Los distintos tipos de humor)

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