domingo, 8 de mayo de 2016

Crítica: "HAY QUE MATAR AL MUERTO" en Ceuta, España

CULTURA 

Una mansión, un futuro fiambre y mucha comedia llenaron el Revellín



En el Teatro Auditorio del Revellín uno se encuentra a primera vista con la atildada escenografía de Manuel Merlo, partícipe de la atmósfera que impera en la graciosa trama, cuyas puertas son vitales para las constantes entradas y salidas de los personajes. El futuro fiambre aparece en escena, todavía muy vivo, y plantea al espectador la trama que va a tener que resolver ¿Quién tendrá la osadía de matarle y llevarse el botín?

Una inteligente, divertida y original propuesta teatral, que esconde bajo su título un laberinto de incógnitas alrededor de un futuro asesino, narrado todo ello en tono de comedia disparatada rozando continuamente lo absurdo.
Esta obra escrita por Hugo Daniel Marcos, argentino residente en Israel, ha ganado en elegancia y en presencia escénica, pues no es la primera obra del autor que el Centro Dramático representa.
Su humor es picante y ligero, pero muy gracioso, tanto con la trama como con los diálogos de los personajes. Manuel Merlo consigue una lograda puesta en escena, donde mantiene todos lo platos girando sin caerse y a un ritmo tan vivo que honra cada una de las interpretaciones, con una Carmen Jordá que brilló y desternilló a los asistentes.
‘Hay que matar al muerto’ resulta un ejercicio perspicaz, ágil e ingenioso de thriller negro que poco a poco va tomando forma de vodevil. Una historia de personajes donde cada cual aporta su granito de arena a una locura que va ‘in crescendo’. Una gran mansión como único escenario y una trama repleta de intrigas y mentiras donde ningún personaje es como se supone, ni hará lo que se presupone, proponiendo una y otra vez giros inesperados a tan hilarante farsa. Un juego a modo de ‘cluedo’ del cual el espectador será partícipe desde el primero minuto, mientras intenta resolver varias incógnitas. ¿Quién será el asesino y cómo cometerá el crimen?. Sin duda una propuesta interesante e innovadora, donde no faltaron las risas a la vez que se intentaban juntar pistas y averiguar quien le daría al ‘tío Honorato’ el final que desde el principio plantea, a la vez que el reparto se afanaba por hacer entender que la realidad supera la ficción.





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