sábado, 14 de febrero de 2015

Etimolgía de frases muy nuestras

"Poner los cuernos"

A propósito del 14 de febrero que se celebra el día de los enamorados, podemos afirmar que no todo lo que se regalan son rosas.
En su Tesoro de la lengua castellana o española, Sebastián de Covarrubias afirma que “Poner los cuernos" tomó ocasión de lo que se cuenta de Mercurio, que en figura de cabrón tuvo relaciones con Penélope, mujer de Ulises; del cual nació el dios Pan con cuernos”.
Otra versión mitológica relaciona su origen con el hecho de que la esposa del rey Minos, Pasifae tuviera relaciones sexuales con el hermoso Toro de Creta y engendrara el Minotauro. Esto habría dado origen a que la señal de los cuernos quedara como símbolo de traición matrimonial.
La versión que fusiona los orígenes mitológicos y cristianos es que el dios Pan, caracterizado por su lujuria y representado con cuernos, fue asociado por el Cristianismo con el demonio.
Algunos viajeros franceses y portugueses constataron que en la España de los siglos XVI y XVII eran numerosos los maridos consentidores, a pesar de que suponía un grave delito y eran sometidos a la vergüenza pública: al marido se le montaba en un asno y era paseado por las calles, desnudo y adornada la cabeza con dos cuernos y sonajas; detrás iba la mujer, montada en otro asno y obligada a ir azotando a su marido; tras ellos, el verdugo iba azotando a la mujer. Para evitar que al marido se le recriminase de consentido podía solicitar que la autoridad le girara un documento llamado carta de perdón de cuernos.
Por último, lgunas fuentes indican que al parecer el origen de la expresión “poner los cuernos” se lo debemos a los vikingos, pues los jefes de las aldeas o poblados tenían una especie de “derecho de pernada” sobre las mujeres de su territorio, es decir, podían mantener relaciones con cualquiera de las allí presentes sin ningún tipo de compromiso.
Cuando esto ocurría el jefe colocaba en la puerta de la casa su casco, adornado por los dos cuernos típicos, de manera que nadie se atreviese a importunar.
Esto dio origen a la expresión que hoy tratamos para referirnos a algún tipo de infidelidad, pues estas mujeres solían estar casadas o eran pretendidas por algún muchacho de la misma tribu, que sentirían como una infidelidad la desgracia de que el jefe del clan se fijase en su amada.

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