ESCRIBIR A PEDIDO
No es nada sencillo -al menos en mi caso-, escribir a pedido. Ya sean temáticas, cantidad de personajes,
historias determinadas o simplemente para un público específico.
Conozco muchos autores que logran hacerlo y honestamente los admiro,
pero indiscutiblemente no es lo mío.
Hace ya unos cuantos años, mientras dirigía y enseñaba algo de teatro a tres
distintos grupos de alumnos en Argentina, tuve la necesidad de escribir para
ellos algunas comedias que se adecuaran a las características de cada uno y
sobre todo a la cantidad de ellos, ya que debían montar una obra como muestra
de fin de curso.
Al principio me asustó la idea, pero la imposibilidad de encontrar
textos que se adaptasen a las exigencias del caso (géneros, edades,
características especiales, etc) me llevaron inexorablemente a intentar hacerlo
por mí mismo. Me resultó un trabajo más
sencillo de lo esperado, ya que me facilitaban mucho las cosas (y las
historias) el conocer las características actorales de cada uno en particular,
para así lograr bucear al máximo en sus condiciones naturales y trabajar
específicamente en las dificultades ya conocidas y descubiertas a través de las
ejercitaciones. Tan solo era cuestión de
encontrar un tema y tratar de plasmarlo con el mayor humor posible.
Es importante aclarar que mi inclinación por la comedia, desde hace ya
muchos años, es casi total y absoluto, aunque no exclusivo por supuesto,
estando plenamente convencido que se pueden decir las mismas cosas y hasta
calando mucho más profundo, si lo hacemos con una sonrisa.
Así nacieron, "Mi mujer es el plomero" "Un mal día",
"Lotería", "Vodevil", "Los putativos",
"Extraños hábitos" y "Suegras Bárbara´s".
Ya desde mi llegada a Israel, allá por el 2000 e intentando continuar
con ese hermoso vicio de disfrutar del humor a través de las comedias, comencé
a escribir otras tantas, pero ya respondiendo simplemente a mi imaginación en
cuanto a la construcción de los personajes.
Si bien había empezado nuevamente a dictar talleres de teatro para la
colonia latina de Beer Sheva y Arad, las comedias ya escritas se amoldaban
perfectamente a las necesidades del momento, por lo que no tuve necesidad de
escribir otras nuevas bajo esos condicionamientos, salvo algún que otro show de
humor con sketch y canciones.
Aprovechando el boom del momento de internet por aquellos años, me animé
a subir mis textos a distintas bibliotecas digitales de distintos países, y
desconociendo por completo la penetración masiva que ello implicaba, me
sorprendió sobremanera la difusión que en pocos años tuvo "Mi mujer es el
plomero" por ejemplo, habiéndose representado en todos los países de habla
hispana del mundo, incluyendo las colonias latinas de Austin -Texas-, Sidney –Australia-,
New York y Miami (en donde ya realizó su quinta temporada) , y preparándose los
estrenos en Italia y Japón, con sus respectivas traducciones.
Es inesperado éxito de "Mi mujer es el plomero" se convirtió
de pronto en la llave que abrió las puertas a mi nombre y consecuentemente a
tantas otras de mis comedias, las que rápidamente y casi como un efecto dominó,
se fueron conociendo y representando también con singular éxito, apoyados en un
determinado tipo de humor, que se basa en la picardía sin groserías y en un
absoluto respeto por la inteligencia del público.
Cada uno de los grupos y elencos que las han representado, junto con
muchos de los amigos-actores que he tenido la suerte de cosechar a lo largo de
tantos años de teatro, sintieron, como es lógico de suponer, una gran
satisfacción por los éxitos obtenidos y por la repercusión que aquellas obras
habían alcanzado, por cuanto, intentando mantener el nivel logrado, me
escribieron prontamente solicitando segundas o terceras partes, nuevos temas
adecuados a las características de su grupo o elenco, condicionados a su vez
por las edades de sus actores, cantidad de ellos, reemplazos producidos,
dificultades escénicas, etc. etc. etc...
Imagínense tan solo por un momento, si tuviese que escribir nuevas
comedias a pedido de todos y cada uno de esos elencos, grupos y
amigos-actores. Difícilmente me
alcanzaría una vida para lograrlo. Pero
más allá de esa contrariedad, la realidad es que todo artista responde a un
momento determinado y a una necesidad de expresión ya instalada en su ser más
íntimo. No son casuales cada uno de los
temas que he tocado en mis comedias: bajezas humanas, corrupción, violencia de
género, la mentira, el egoísmo, la ambición, la amistad y muchos otros. Tan solo fueron temas que se canalizaron a
través de aquellos grupos iniciales, pero que se hallaban latentes en mí.
Por todo ello, simplemente no escribo a
pedido. No sería justo para ninguno, incluyéndome a mí. Espero que lo
comprendan y que cada nueva comedia mía que aparece, se adecue a los
condicionamientos de cada uno y de no ser así, pues habrá que seguir buscando.
Es indudable, como es de imaginar, que
todavía me quedan algunos temas por tocar, que me inquietan, molestan o duelen
y que tal vez algún día vean la luz a través del humor de mis comedias, para
convertirse finalmente en un espejo, donde poder mirarnos y reírnos de nosotros
mismos.
H.D.M.
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