1) El bigote de
Hitler
El corte cuadrado, a cepillo, que ha
quedado como el gran símbolo de su persona no siempre fue así. A principios de los
años 20 Hitler gastaba un gran mostacho, típico de la época. En unos papeles
pertenecientes a un soldado que luchó junto a Hitler durante la Primera Guerra
Mundial, Alexander Frey, cuenta cómo le instó a que se recortara su bigotazo
para poder colocarse bien la máscara antigás.
Ya con su bigote característico, el
secretario de prensa nazi, Dr. Sedgwick, intentó convencer a Hitler en 1923
para que tomara una de estas dos medidas: o afeitarse del todo o dejarse crecer
el bigote. Sencillamente porque no estaba de moda. Hitler le respondió: “No te
preocupes por mi bigote. Si no está a la moda ahora, lo estará luego porque yo
lo uso”.
2) Los mapas Atlas
Los primeros libros de mapas tenían
en la cubierta un grabado del héroe mitológico cargando al mundo. Por eso los
mapas del mundo son llamados "Atlas".
La etimología del nombre Atlas es
incierta y sigue discutiéndose: algunos lo derivan de la raíz protoindoeuropea “tel”,
(‘sostener’, ‘soportar’), mientras otros sugieren que es un nombre
preindoeuropeo. Dado que las montañas Atlas están en una región habitada por
bereberes, podría ser que el nombre latín tal como lo conocemos fuese tomado
del bereber. De hecho, el sol es llamado a menudo ‘el ojo del cielo’ (Tit), y
dado que se pone por el oeste, el océano Atlántico puede ser llamado ‘el lugar
de ocultación del sol’ o Antal n Tit. Los griegos podrían haber tomado prestado
este nombre para el océano, y usado más tarde su raíz atl- para formar el
nombre «Atlas».
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