Etimológicamente proviene del
participio pasivo del latín Battire: batir el aire, y del italiano Battuta:
compás.
Una batuta es un corto y fino
palillo del cual se sirve la mayoría de los directores de orquesta para dirigir
una obra, pero además usan las manos o los brazos.
Las batutas vienen graduadas en
varios tamaños, y siempre están construidas de tal forma que se distribuye la
mayor parte de su peso en la base, sostenida por el director cuando dirige. Lo
habitual es que la batuta tenga el mismo tamaño que el brazo empezándose a
contar desde el codo hasta el dedo anular, aunque también varía por gustos.
Entre los materiales más comunes en su fabricación se destacan la madera (de
abedul en algunos casos) y la fibra de vidrio o grafito.
Plinio (23 d.C.-79 d.C.) historiador
de la antigua Roma (Siglo I) mencionaba que los directores de coro de la época
solían llevar con el pie el compás o pulso de la obra acondicionando al zapato
una suela de madera o hierro al que denominaban scabellum.
El ejercicio de la dirección
resultaba siendo objeto de burla dado por el golpeteo del director al tablado
del estrado, además de una actividad agotadora para aquel cuya función era
liderar la agrupación.
Su invento es atribuido al músico,
violinista y director de orquesta Jean-Baptiste Lully (1632-1687), creador de
la ópera francesa y autor entre otras muchas cosas, y muy curiosamente, del
himno God Save the King, himno nacional del Reino Unido desde mediados del
XVIII.
Aunque esta pieza, originalmente fue
compuesta para celebrar la recuperación de Luis XIV tras haber sido operado de
una fístula, con el título Dieu sauve le Roi, hacia mediados del XVII.
Jean Baptiste Lully era maestro de
capilla de Luis XIV.
En 1687, mientras dirigía un
concierto en palacio, se dio un golpe en el dedo gordo del pie con la batuta.
No sorprende que el percance fuera
de gravedad: las batutas de entonces medían casi dos metros de largo y en vez
de blandirse en el aire, como vemos que se hace hoy, se golpeaba con ellas el
suelo a modo de bastón, para así mantener el ritmo y llevar el compás de las
notas musicales. En aquel entonces se trataba de una pesada barra de hierro;
esto le provocó una infección que acabó lentamente con su vida, ya que su
obstinamiento por ser bailarín, impidió cortar su pierna para poder salvarlo.
La fama de Lully se debe
principalmente a su contribución a la música religiosa y escénica. Está
sepultado en la basílica Notre Dame des Victoires en París, el sarcófago se
encuentra sobre el arco de una puerta, del lado izquierdo.
Fue la primera víctima mortal de la
batuta, aunque hubo otras.
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