Adidas y Puma: la historia de un
odio fraternal
Los hermanos Rudolf y Adolf Dassler
se pelearon y crearon ambas marcas. Su pelea dividió Herzogenaurach, "la
ciudad de los cuellos doblados". La nueva batalla se traslada a los
tribunales por una patente de zapatillas.
Hablar de rivalidad fraternal entre
Rudolf y Adolf 'Adi' Dassler es quedarse muy corto. Los hermanos que fundaron
la empresa que antecedió a Adidas fueron un caso único de odio que desencadenó
en su separación y la creación de Puma por parte de Rudolf y un grupo de
empleados leales. Ahora, una disputa por una patente ha revivido las viejas
rencillas que datan de los años 40 y con la II Guerra Mundial como detonante.
La historia se remonta al final de
la I Guerra Mundial. Los hermanos volvieron a su localidad natal de
Herzogenaurach, localidad bávara famosa por sus zapatos cercana a Nuremberg, y
lanzan su propia empresa de zapatos (su padre ya era zapatero) en los años 20
con el nombre de Hermanos Dassler, con la obsesión de hacer zapatillas para
correr.
La empresa prosperó, incluso con la
llegada al poder de Adolf Hitler (ambos hermanos se afiliaron al Partido Nazi),
llegando a su momento culmen en los JJOO de Berlín en 1936, cuando Jesse Owens
calzó sus zapatillas y ganó la medalla de oro en los 100 y 200 metros, salto de
longitud y los relevos.
Pero los problemas llegaron con la
II Guerra Mundial. Rudolf fue llamado a filas y tuvo que combatir en Polonia,
mientras su hermano Adi se ocupaba del negocio, que como tantos otros, se
transformó para ayudar en los esfuerzos de guerra de Alemania. De hecho, todo
el pueblo se dedicó a hacer desde componentes para misiles a ropa para el
ejército. El cometido de los Dassler fue más curioso: el Panzerschreck, la
versión nazi del bazooka estadounidense.
Precisamente en la ocupación
americana la clave fue la esposa de de Adi, Käthe, que convenció a las tropas
de que ellos solo querían hacer zapatillas de deporte. Pero Rudolf estaba
convencido de que había sido su propio hermano el que había conspirado para que
le enviaran a la guerra y le culpó del año que pasó en prisión tras ser
capturado por los estadounidenses, que la acusaron de pertenecer a las SS.
Rudolf estaba convencido de que Adi
le había delatado, lo que amargó en una guerra personal entre ambos, con
acusaciones cruzadas de pertenencia al partido nazi.
Los hermanos se mantuvieron 'unidos'
hasta 1948, compartiendo incluso el hogar con sus respectivas familias, pero la
situación era insostenible. Rudolf decidiría dejar la compañía ese año y formar
Ruda (acrónimo de Rudolf Dassler), que finalmente se llamaría Puma. Adi, por su
parte, relanzó la compañía como Adidas (acrónimo de Adi Dassler).
Rudolf no se fue muy lejos, de hecho
se quedó en el mismo pueblo de Herzogenaurach, pero al otro lado del río, y su
rivalidad se trasladó a todos los habitantes. Había que ser de Adidas o de
Puma, y cada equipo tenía sus bares e incluso clubs de fútbol separados. Si
eras de Adidas no te podías casar con alguien de Puma.
De hecho, se la consideraba la
"ciudad de los cuellos doblados" porque los vecinos miraban al suelo
para ver que zapatillas calzaba el otro antes de saludar. Una situación que
recordaba a la de Irlanda del Norte entre católicos y protestantes.
De hecho, las leyendas y mitos
alrededor del origen del odio fraternal surgieron como champiñones: unos
hablaban de que Adi se acostaba con la mujer de Rudolf, o de que Rudolf fuera
el verdadero padre del hijo de Adi. Otros decían que Adi había cazado a Rudolf
robando dinero de la caja.
La guerra, sin embargo, podría haber
sido también el catalizador de una competencia entre hermanos que les llevó a
revolucionar la industria del deporte, especialmente con el uso de estrellas
para promocionar sus marcas, algo que nadie hasta entonces había hecho (y lo
que probablemente hizo que Nike después les comiera tanto terreno tras hacerse
con Michael Jordan, entre otros).
El odio entre ambas empresas se
trasladó a sus hijos, y después de la muerte de ambos hermanos todavía había
rencillas. Todo hasta que en 2009, cuando ambas familias ya habían perdido el
control de las compañías, empleados de ambas compañías decidieron jugar un
partido de fútbol, "un apretón de manos histórico", como lo
denominaron Adidas y Puma.
Pero esa tregua parece que ha
finalizado, y el campo de batalla son los tribunales. La semana pasada, un juez
alemán rechazó la petición de Adidas de impedir a Puma comercializar su nueva
línea de zapatillas por utilizar una tecnología en sus suelas similar a las de
su línea "Boost".
Ambas compañías trabajan con el
gigante químico BASF en una nueva espuma de poliuretano que BASF asegura que es
tan elástica como la goma pero más ligera, lo que permite unas suelas idóneas
para las zapatillas de running, mullidas y que amortiguan los impactos.
BASF firmó un acuerdo en exclusiva
con Adidas en 2011, lo que forzó a Puma a buscarse las castañas en EEUU, donde
se unió a Huntsman Corp, quien desarrolló su propia tecnología. Adidas ha
demandado a Puma, aunque la propia Puma también lo ha hecho contra Adidas, acusándole
de apropiarse de su trabajo previo con BASF. Las hostilidades continúan 70 años
después.
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