Que tuvo
que disfrazarse de hombre para ejercer su profesión!!!
A pesar de
que en la antigüedad la mayoría de los oficios estaban reservados para los
hombres, hay evidencia de que ya en tiempos arcaicos diferentes mujeres
lograron hacerse de un renombre particular, al destacar por encima de sus pares
masculinos en oficios de gran complejidad.
La griega
Hagnódice es una de esas mujeres.
Nació en el
siglo IV a. C., en el seno de una familia ateniense perteneciente a la clase
alta. En aquel entonces la sociedad de Atenas le conservaba un lugar
tradicional a las mujeres, como amas del hogar.
Hagnódica o
Hagnódice (siglo IV a. C.) fue un personaje de la antigua Grecia, médica
ateniense, partera y ginecóloga, considerada la primera mujer ginecóloga
conocida. Como respuesta a su juicio se desencadenó una de las primeras
revueltas femeninas conocidas en la historia.
Su biografía fue relatada por el escritor Higino en sus Fábulas.
Hagnódice nació
en una familia de la alta sociedad en Atenas. Su deseo de convertirse en médica
surgió al darse cuenta del gran número de mujeres sometidas a partos sumamente
dolorosos. A pesar de que a las mujeres se les permitió aprender ginecología,
obstetricia, curación y partería en la época de Hipócrates, después de su
muerte, los líderes de Atenas descubrieron que las mujeres realizaban abortos y
decidieron castigar con la pena capital a las mujeres que ejercieran la
medicina
Ya en
Egipto, vestida como hombre y con el cabello corto, Hagnódice se volvió
discípula del célebre médico Herófilo. Eventualmente esta diligente aprendiz
fue ganando experiencia y conocimiento. Al finalizar sus estudios, Hagnódice se
obtuvo un título que valía por los actuales en ginecología y obstetricia.
Mientras
ejercía su profesión, Hagnódice tuvo que esconderse detrás de su identidad
masculina para no tener problemas con la ley. No obstante, en algunas ocasiones
le revelaba su identidad a algunas pacientes, para despertarles un mayor grado
de confianza y empatía.
La presión
del gremio fue tal que Hagnódice fue llevada ante un tribunal, el juicio se
llevó a cabo en la Acrópolis ateniense. No queriendo ser injustamente
inculpada, Hagnódico decidió desnudarse ante los presentes y confesar que era
mujer.
Su revelación
hizo que la acusación de violación fuese descartada. Pero automáticamente se le
acusó de un delito más grave. A Hagnódice le esperaba la pena de muerte por
haber ejercido la medicina fingiendo ser hombre. Las cosas, afortunadamente, no
llegaron hasta ese punto trágico.
Antes de
que la sentencia fuese aprobada, muchas de las pacientes de Hagnódice y otras
mujeres se manifestaron en contra de la pena de muerte.
Las mujeres
emplearon como principal argumento de defensa que la acusada era un ciudadano
ejemplar, que había ayudado a muchas embarazadas a traer sus hijos al mundo en
partos sin dolor.
En medio
del juicio y tras una breve discusión, Hagnódice se salvó de la condena y fue
liberada.
También se
logró cambiar la ley ateniense para que las mujeres pudieran aprender y ejercer
la medicina.
Sin
embargo, quien no recuerda la historia, está destinado a repetirla.
En la
década de 1820, ocurrió el caso de Enriqueta Favez, la primera mujer que, vestida
de hombre, ejerció la medicina en Cuba, ya que otra vez, era una profesión
vedada a las mujeres en toda la américa española.
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