Hay quien vincula su origen con
María Antonieta (1755-1793), reina de Francia durante el siglo XVIII. La
soberana, cuando buena parte del pueblo vivía en la miseria, habría preguntado
asombrada: “Si no tiene pan… ¿por qué la gente no come tortas?” Esta situación
puso de manifiesto la indiferencia y la insensibilidad con la que la nobleza de
la época gobernaba. Pero, realmente, la reina se refería a
"pasteles", dejando en evidencia su claro desconocimiento de los
problemas del pueblo...
Por eso, el origen del refrán
realmente no hay que buscarlo ahí, sino que hay que remontarse a unos cuantos
siglos más atrás. En momentos de penuria económica, ante la escasez de
levadura, la gente se tenía que conformar muchas veces con comprar tortas,
hechas sin levadura y menos sabrosas que el pan que deseaban.
Y con ese significado de
resignación, llegó hasta nuestros días.
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