Buscando y encontrando muchas veces,
notas, comentarios y hasta hechos históricos reales y -en lo posible-
comprobables, debo reconocer que algunas me seducen de tal manera que no puedo
evitar incluir algo de humor en ellas.
Como en éste caso, donde una nota
comprobadamente real, hace volar mi imaginación y no deja de arrancarme una
sonrisa.
En al antiguo Egipto existía un
trabajo sagrado, de sumo valor, de mucha responsabilidad pero en realidad -y literalmente
hablando- bastante de mierda.
Se velaba mucho por la salud del
faraón, y si el faraón sentía que había comido demasiado o tenía algún problema
intestinal, solo tenía que llamar a su “guardián del ano”.
Las funciones de este
"proctólogo" además de tratar cualquier tema relacionado con
hemorroides, consistía en vaciar los intestinos del faraón cuando éste había
ingerido más comida de la que podía y esto se hacía para facilitar la
digestión.
¿Cómo lo hacía?
El guardián del ano introducía una
cánula que solía ser de oro, y soplaba agua tibia por esta.
Funcionaba parecido
a un enema.
No eran muchos los elegidos para
dicha tarea, ya que no solo tenía que ganarse la confianza del faraón, sino que
además debía ser poseedor de una gran valentía, para poner su boca y soplar ante
las intempestivas e inesperadas flatulencias que el faraón solía despedir desde
el otro lado de la cánula.
Y no sólo eso. Era imprescindible que no sufriera de ataques
de hipo.
De acuerdo a algunas fuentes como el
papiro de Ebers o el Chester Beatty, existía ya en torno al año 1.500 a. C. y
1.200 a. C. este señor en la corte faraónica que se encargaba de velar por el
ano del faraón: el neru phuyt, lo que los expertos han traducido como "el
guardián del ano" (nombre que, por otra parte, deja las cosas claras).
Pero no era el faraón el único
egipcio preocupado por mantener así su ano, sino que en realidad era una
preocupación nacional. En base a estos y otros papiros de naturaleza médica,
sabemos que era habitual que los egipcios se acercasen a orillas del río Nilo
para insertarse cañas por vía anal y proyectar agua al interior del recto con la
ayuda de vejigas de animales. (Algunos
hasta pasaban horas y horas utilizando la cánula, sin intenciones de volver). Así conseguían, de
acuerdo a sus creencias, mantener a raya enfermedades intestinales provocadas
por la mala o la excesiva alimentación (amén de alguna que otra diversión extra).
Los papiros indican que fue el mismísimo Osiris el que sirvió de ejemplo para
los sacerdotes, ya que el utilizaba una técnica parecida.
Se me ocurre que en algún momento,
alguien habrá intentado oficializar un día determinado para que todo el pueblo
lo haga a modo de celebración popular y al que pudieron llamar “El día del ano
nuevo” pero dicha iniciativa obviamente no prosperó, porque no quedaban
justamente como nuevos, sino más bien -ante la competencia para ver quién usaba
la cánula más grande- muchos quedaron a la miseria.
Y por otra parte se habrían dado
cuenta que sería un día de mierda.
De todas formas, y aunque les parezca mentira, es una profesión que existe hasta el día de hoy, disfrazada con muchos matices, pero que en el fondo -muy en el fondo-, se trata de lo mismo: cuidarle el culo al amo!
Tan solo observen la realidad del mundo y verán muchos casos!
De todas formas, y aunque les parezca mentira, es una profesión que existe hasta el día de hoy, disfrazada con muchos matices, pero que en el fondo -muy en el fondo-, se trata de lo mismo: cuidarle el culo al amo!
Tan solo observen la realidad del mundo y verán muchos casos!
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