miércoles, 26 de agosto de 2020

EL ORIGEN DE LA PALABRA "CUARENTENA"


La palabra cuarentena está formada por el sufino -ena sobre la palabra cuarenta y esta del latín quadrantiga.

Quadrantiga, a su vez, es un compuesto que significa "cuatro veces diez" compuesto de la raíz quattuor que es de origen indoeuropeo (Kwetwer), y del elemento -ginta presente en los numerales latinos de decenas (viginti, triginta, quadraginta, quinquaginta,…)

Se refiere a un periodo (generalmente de cuarenta días) en el que e aisla a personas, bichos o animales por razones sanitarias.

Oímos hablar de este término desde la antigüedad.

La importancia del tabú de la impureza de las secreciones femeninas era tal que su ritmo marcó directamente los tiempos de los israelitas, tanto en su relación con la semana de duración estimada de las secreciones menstruales, las cuatro semanas o mes lunar que marca el ciclo menstrual y el calendario judío o festividades de celebración como el Adviento, o el número cuarenta que, contabilizado en días o en años, marca los periodos bíblicos y católicos de retiro o aislamiento.

El más directo es la celebración de la Fiesta de la Candelaria el dos de febrero o celebración de la Presentación de Nuestro Señor en el Templo, cuarenta días después de la navidad, con la que en muchos lugares cierra el ciclo de celebraciones navideñas. La Iglesia Ortodoxa celebra también dentro de sus doce festividades oficiales anuales, el nacimiento de María el 8 de septiembre y su presentación en el Templo el 21 de noviembre, después de un puerperio de casi ochenta días por tratarse de un nacimiento de niña.

Pero se relaciona también con las seis semanas que van del domingo de Cuaresma o de Cuadragésima al Domingo de Resurrección (o los cuarenta días, sin contar domingos, que van para la liturgia católica del miércoles de ceniza al domingo de Resurrección o, contando los domingos, para la liturgia ortodoxa, del lunes de cuaresma al domingo de resurrección), y que rememora los cuarenta días de aislamiento de Jesucristo en el desierto, o con las seis semanas que distan de la Pascua a la festividad de la Ascensión. Así como con los referentes del Antiguo Testamento de los cuarenta días que llovió durante el Diluvio Universal, o los cuarenta días que pasó aislado Moisés en el Monte Sinaí antes de bajar con las tablas de los Diez Mandamientos, o los cuarenta años que vivió Moisés como pastor en Madián, o los cuarenta años del éxodo judío vagando por el desierto.

Esta tradicional asociación religiosa del número cuarenta al concepto de aislamiento fue el único motivo que llevó al gobierno de la ciudad de Venecia en 1348, en el primer brote de Peste Negra que asoló Europa a determinar esta duración para el aislamiento preventivo de los buques que llegaban a su puerto.

Desde entonces el término "cuarentena" mantiene ese doble significado de manera independiente. Por un lado como aislamiento preventivo de enfermedades infecciosas, con una duración totalmente ajena a esos cuarenta días y relacionada con la duración del periodo de incubación de la enfermedad en cuestión, y, por otro, manteniendo la duración de cuarenta días o seis semanas pero, afortunadamente, sin las connotaciones de impureza y necesidad de aislamiento, el periodo puerperal de normalización y desaparición de los cambios fisiológicos producidos en el cuerpo de la mujer desde su embarazo.


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